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Omar García Harfuch, el súper policía y la realidad política

Guillermo Arteaga González

El nombre de Omar García Harfuch, vuelve a surgir nuevamente, después de haber salido a la luz un nuevo capítulo de la política capitalina abriendo la posibilidad de que Clara Brugada sea imposibilitada para ser candidata a jefa de Gobierno de la ciudad de México, con su figura de ‘súper policía’, emergió como un referente en la seguridad de la Ciudad de México, generando expectativas de que podría ser el candidato idóneo para encabezar la capital del país por parte de Morena, sin embargo, las encuestas internas del partido pintaron una realidad política diferente, descartándolo para la candidatura a la jefatura de gobierno de la CDMX, su desempeño como secretario de seguridad ciudadana dejó resultados tangibles, y no se puede negar la importancia de su papel en la implementación de estrategias para combatir la delincuencia en una ciudad compleja y exigente, no obstante, la política es un terreno movedizo donde las percepciones y las alianzas pueden pesar más que los logros operativos.

La decisión de Morena de descartar a García Harfuch puede interpretarse desde varias perspectivas, podría reflejar una evaluación de que, a pesar de su eficiencia en el ámbito de la seguridad, existen otros aspectos políticos y de gestión que se consideran fundamentales para liderar una ciudad tan diversa y demandante como la CDMX, es relevante considerar que, en ocasiones, las cualidades que hacen a alguien exitoso en un rol específico no necesariamente se traducen en habilidades políticas para encabezar un gobierno, la construcción de consensos, la gestión de alianzas y la capacidad de comunicación son aspectos igualmente cruciales en el ámbito político.

La aparente sorpresa ante la exclusión de García Harfuch podría deberse a la idealización de su figura como un héroe de la seguridad, dejando de lado la complejidad y del liderazgo político, además, las dinámicas internas de los partidos políticos también pueden influir en las decisiones, donde no siempre el desempeño operativo es el único criterio, la situación revela la importancia de evaluar a los candidatos desde una perspectiva integral, considerando no solo sus logros en un área específica, sino también su capacidad para abordar los desafíos complejos que implica liderar una ciudad tan diversa como la Ciudad de México, el caso de Omar García Harfuch sirve como recordatorio de que la política es un terreno donde las habilidades deben conjugarse de manera equilibrada para ofrecer soluciones efectivas y representar a la ciudadanía de manera integral.

El abrupto cambio de rumbo en la carrera política de Omar García Harfuch ha generado un cúmulo de interrogantes sobre su futuro tras ser desplazado por Clara Brugada como el candidato de Morena para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, la sombra de la incertidumbre se proyecta sobre un hombre que, hasta hace poco, era la figura destacada como el arquitecto de la seguridad en la capital, el panorama político, muchas veces impredecible, ha llevado a García Harfuch a un cruce de caminos inesperado, la posibilidad de integrarse a la campaña de Claudia Sheinbaum, quien le otorgó la oportunidad de liderar la Secretaría de Seguridad Ciudadana, se presenta como una opción, no obstante, esta decisión podría estar teñida por la ironía de haber sido desplazado por Brugada, en un giro que podría ser interpretado como una reconfiguración de fuerzas internas en Morena.

El episodio de violencia que marcó su gestión, el atentado brutal en el que García Harfuch fue emboscado por hombres armados, ha dejado cicatrices imborrables, a pesar de haber salido con vida de ese incidente, la experiencia subraya la peligrosidad del terreno que ha transitado como jefe de la policía capitalina, la pregunta clave es si García Harfuch, tras este revés político, será capaz de reinventarse y adaptarse a nuevas dinámicas, su experiencia en seguridad puede ser un activo valioso, incluso fuera del ámbito gubernamental, sin embargo, el terreno político a menudo requiere habilidades diferentes, y la capacidad de gestionar alianzas y construir consensos podría ser más crucial que nunca.

La eventual integración a la campaña de Sheinbaum podría ser un gesto pragmático, pero también podría generar tensiones, considerando el desplazamiento que experimentó en el proceso interno de Morena, la política, infame por su volatilidad, podría brindarle oportunidades inesperadas o, en contraste, presentarle desafíos aún mayores, en definitiva, el futuro de Omar García Harfuch es un enigma en construcción, su experiencia en el frente de seguridad dejó una huella, pero la política es un terreno en constante cambio, ya sea en una nueva etapa gubernamental o explorando roles fuera del ámbito político, García Harfuch enfrenta la tarea de reinventarse y navegar en un escenario que, hasta ahora, ha demostrado ser impredecible y desafiante, seguramente no es el candidato perfecto, sin embargo, en tiempos en los que se requiere de candidatos con credibilidad, la figura de García Harfuch puede emerger como un ciudadano que se preocupa por la seguridad de las personas y quiere brindar lo mejor, inclusive si eso significa poder en riesgo su propia vida.

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