Guillermo Arteaga González
La tauromaquia tiene su origen en la península ibérica concretamente en España, a mediados de la edad de bronce en el siglo XI, concebido como el arte de lidiar o torear un toro, esto fue visto como un símbolo de poder y valentía para los guerreros de aquella época, aunque en si la palabra tauromaquia engloba todas las actividades relacionadas con el toro de lidia, el concepto ha evolucionado a lo que hoy conocemos como corridas de todos, vivimos en una sociedad que se encuentra envuelta en constantes cambios, tanto sociales como formales y hay quienes percibimos al Derecho como el encargado de conducir estos cambios y formalizarlos, haciéndolos positivos y creando leyes que se acerquen a lo más justo y otorgar a cada uno lo que le corresponde, pero ¿qué pasa cuando se dejan de lado los derechos de unos para satisfacer los de otros? Se comienza a formar una controversia por saber qué derecho tiene más peso ante los ojos de las leyes, este es el caso de lo que hoy exponemos en este espacio de opinión jurídica, el reconocimiento de los derechos de los animales o la vanagloriosa fiesta taurina.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha vuelto a generar controversia, esta vez debido a un proyecto impulsado por la ministra Yasmín Esquivel, quien hace algunos meses se encontraba bajo el escrutinio público por acusaciones de plagio en sus trabajos terminales de Maestría y Doctorado, esta vez, su participación en la decisión de desechar el amparo concedido a la organización Justicia Justa, que buscaba suspender las corridas de toros en la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México, suspensión que había sido concedida por un juez hace más de 20 meses, esta decisión no menos polémica ha avivado el debate sobre la protección de los animales y el derecho a un medio ambiente sano, la polémica gira en torno a la interpretación de las leyes federales que prohíben el maltrato animal, y la pregunta sobre si el trato degradante e inhumano que se da a los toros en las corridas viola el derecho a un medio ambiente sano, la posición de Esquivel, al considerar que la protección del medio ambiente no representa ningún daño irreparable para la asociación civil, ha desatado una serie de críticas y cuestionamientos sobre la imparcialidad y la integridad de la magistrada por parte de grupos antitaurinos.
Uno de los elementos más inquietantes es la conexión entre esta decisión y las acusaciones previas de plagio que enfrentó Yasmín Esquivel en relación con sus trabajos que le otorgarían los grados de maestría y doctorado, estos incidentes han dejado en entredicho su ética académica y profesional, y plantean la pregunta de si sus decisiones judiciales se ven afectadas por un posible sesgo personal, el proyecto de la SCJN se basa en la premisa de que las corridas de toros en la alcaldía Benito Juárez constituyen un trato degradante para los animales, violando así las leyes federales que prohíben el maltrato animal, sin embargo, la resolución de Esquivel sostiene que la protección del medio ambiente no representa un daño irreparable para la asociación civil que promueve las corridas de toros, este argumento, en esencia, minimiza la importancia de garantizar el bienestar animal y deja en duda la coherencia del sistema judicial al respecto.
La protección del medio ambiente y el trato ético a los animales son cuestiones que han ganado relevancia en la sociedad contemporánea, la decisión de la SCJN debería reflejar una postura clara en defensa de estos valores, pero la ambigüedad y las aparentes contradicciones en el razonamiento de Esquivel generan desconcierto y desconfianza, es exigente que los jueces y magistrados actúen con integridad y transparencia, evitando cualquier sombra de duda sobre su imparcialidad, la ciudadanía merece un sistema judicial que inspire confianza y que refleje los valores éticos y morales de la sociedad a la que sirve, la polémica decisión de la SCJN en este caso plantea interrogantes sobre la coherencia y la imparcialidad del más alto tribunal de justicia en México.
Este domingo más de 40 mil personas se congregaron en la Plaza de Toros de la Alcaldía Benito Juárez para presenciar el polémico regreso de las corridas de toros al centro de la Ciudad de México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través del proyecto impulsado por la ministra Yasmín Esquivel, concedió nuevamente la realización de estos eventos, generando un debate en torno a la ética, el maltrato animal y la legitimidad de considerar las corridas como un arte de alto valor, la aprobación del proyecto por unanimidad con cuatro votos a favor ha dejado a muchos perplejos y ha levantado interrogantes sobre la coherencia y sensibilidad del sistema judicial, aunque el juicio aún no ha concluido, la decisión provisional de permitir las corridas de toros mientras se espera una resolución final ha generado reacciones encontradas en la sociedad.
La Plaza de Toros de la Alcaldía Benito Juárez se convirtió en el escenario de un espectáculo que, para algunos, es un arte arraigado en la tradición cultural y que representa una expresión artística de alto valor, no obstante, para muchos otros estas corridas son atroces y violan las leyes que prohíben el maltrato animal, la dualidad entre el respeto a la tradición y la necesidad de proteger a los animales plantea un dilema ético que ha dividido a la sociedad, la ministra Yasmín Esquivel, criticada por liderar este proyecto, ha defendido la legitimidad de las corridas de toros, argumentando que no representan un daño irreparable para la sociedad, sin embargo, su posición ha sido fuertemente criticada por aquellos que consideran que el sufrimiento de los toros es innegablemente inhumano.
La aprobación de este proyecto antes de la conclusión del juicio deja entrever una cierta falta de prudencia por parte de la SCJN, si bien la tradición y la cultura son aspectos importantes que considerar, también lo es la necesidad de evolucionar hacia prácticas más éticas y respetuosas con el bienestar animal, la decisión de la Corte ha dejado a muchos ciudadanos con la sensación de que sus preocupaciones éticas y la defensa de los derechos de los animales han sido desestimadas en aras de preservar una tradición cuestionable, en última instancia, la controversia en torno a las corridas de toros en el centro de la Ciudad de México refleja el constante conflicto entre la preservación de la tradición cultural y la evolución hacia prácticas más éticas y respetuosas con el medio ambiente, la sociedad sigue dividida, y la conclusión de este caso está destinada a dejar una huella duradera en la forma en que abordamos el equilibrio entre la cultura y el respeto hacia los seres vivos.
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