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La pandemia del coronavirus (Covid-19)

(Tercera parte)

“El momento de invocar a la unidad nacional”

Javier Miralrío García*

El agente patológico microscópico de la extensa familia de los coronavirus (virus que pueden causar enfermedades en humanos y en animales, y que en los humanos causan enfermedades respiratorias que van desde un resfriado común hasta el Síndrome Agudo Respiratorio Severo, SRAS) que provoca la enfermedad Covid-19, tiene preocupadas a millones de personas en los cinco continentes. Los sistemas de salud en diversos países evidentemente han sido desquiciados: las cifras de infectados son exponenciales, los saldos de decesos son alarmantes, los casos de sospechosos son incontrolables,las cantidades de pacientes recuperados son patéticas, ylos números de personas descartadas son los únicos halagüeños.

Pero un mal nunca viene solo, y este padecimiento viene acompañado de una crisis económica, de una alteración política-gubernamental y de un caos social que, de continuar así, o de empeorar, simplemente no tendrá parangón en la historia de la humanidad.

Desde la sociedad, si queremos tener éxito en librar la batalla contra el coronavirus, tenemos que asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde, porque no todo lo resolverán las instituciones gubernamentales. Pensar en cargarle el paquete a las autoridades, es pensar deuna forma egoísta, carente de nacionalismo y que nos exhiba como despojados del principio de solidaridad quedebe ser el rasgo distintivo de toda colectividad.

Los dirigentes de los partidos políticos, todos, si realmente aman a este país, como suelen jactarse de ello en sus trasnochadas verborreas, tienen que demostrarlo al hacer un alto a la propagación de noticias falsas, a la descalificación, a la crítica destructiva (pues no son momentos de sacar raja política y tampoco de lucrar con la tragedia), y cambiarla por la suma de voluntades, las propuestas viables y la construcción de una sociedad organizada… Rezan dos frases populares “Amor son acciones, no buenas intenciones” y la otra, muy ad hoc a la época, “Jesús es verbo, no sustantivo”, ambas en el lenguaje coloquial significan “hechos, no palabras”.

La coordinación y complementación de esfuerzos entre los tres órdenes de gobierno, la colaboración desinteresada de los dirigentes partidistas, la solidaridad de los empresarios, la voluntad de los habitantes para cumplir con las recomendaciones y con la racionalidad en la adquisición y consumo de los recursos serán fundamentales en la construcción de la unidad nacional.

Sí, es necesaria la creación de un gran pacto social donde hagan convergencia actores políticos, económicos y sociales, y estos discutan a la brevedad las diferentes propuestas que planteen representantes del neoliberalismo, empresarios, diferentes grupos de la sociedad civil, economistas, médicos, abogados, gobernantes, dirigentes de partidos políticos, et al.

El tema central en la palestra —discusión pública— esgarantizar la salud de la población a través del otorgamiento de todos los recursos públicos-privados quele hagan falta al sector salud para la creación y operación de una estrategia que comprenda medidas preventivas y correctivas (bombardeo de las medidas precautorias en las frecuencias de radio, canales de televisión, prensa escrita, páginas web oficiales, etcétera, así como la aplicación coercitiva del Estado en la aplicación del aislamiento social y la conservación de la sana distancia; además del establecimiento de áreas específicas en hospitales para atender a las personas infectadas, la adquisición de pruebas de diagnóstico, la compra de guantes de látex, googles, mascarillas N95, cubrebocas, indumentaria especial, gel antibacterial, ventiladores volumétricos, monitores de signos vitales, cápsulas de aislamiento, contratación de médicos y enfermeras para el reforzamiento de los trabajos). De ahí, determinar los estímulos fiscales que se concederán a las empresas para que conserven su plantilla laboral sin afectaciones al salario. De forma complementaria vienen el apoyo económico y en especie a los trabajadores informales que se han quedado sin fuentes de ingresos monetarios, los préstamos que los bancos deben hacer a personas y empresas con garantías estatales y haciendo uso de recursos de los dividendos que se reparten entre accionistas, la emisión del Gobierno federal de “bonos para el emergencia” que compre el Banco de México y pague con emisión de dinero, el uso inmediato de los fondos que los gobiernos de los tres niveles tienen para emergencias como ésta, así como la colaboración consciente y decidida de la ciudadanía en el cumplimiento de las disposiciones que dicta el Consejo de Salubridad General y en la adquisición y administración mesurada delos artículos de primera necesidad y de los insumos para la higiene.

Es la hora de invocar al espíritu nacionalista, es la prueba de fuego como nación. Y es aquí donde hago un alto, yrecuerdo haber leído en alguna ocasión una máxima que acuñó y legó para la posteridad John Fitzgerald Kennedy —presidente de los Estados Unidos de América que fue privado de la vida en plena campaña por la reelección el 22 de  noviembre de 1963 en la ciudad de Dallas, estado de Texas— y que pone de relieve precisamente el nacionalismo “No preguntéis qué es lo que vuestro país puede hacer por vosotros, sino qué podéis hacer vosotros por vuestro país”.

Frase lapidaria: “Sólo cuando abandonemos nuestra actitud egoísta, convenenciera e indiferente respecto a nuestros congéneres, y seamos realmente solidarios, sensatos y proactivos en las cosas que atañen a la colectividad, entonces podríamos hablar de que hemos logrado un esfuerzo conjunto, un trabajo en equipo, un auténtico frente común…la tan anhelada unidad nacional”. 

Licenciado en Derecho por la Facultad Derecho

de la Universidad Autónoma de Guerrero.

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