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LA FUNDACIÓN DEL MUNICIPIO DE ZIHUATANEJO DE AZUETA

César Antonio Aguirre Noyola

“UN MARAVILLOSO RINCONCITO DEL PACÍFICO GUERRERENSE”

CAPÍTULO SEGUNDO

2.5. DON DARÍO EMIGDIO GALEANA FARFÁN.

Don Darío Emigdio Galeana Farfán nació en La Puerta de Ixtapa en el año de 1892. Fue hijo de Francisco Galeana y de Agustina Farfán. La prosapia paterna de don Darío estaba íntimamente ligada con Pablo Galeana Nieto y con Hermenegildo Galeana de Vargas, éste último se había distinguido por su participación directa en la Guerra de Independencia de México, combatiendo junto a José María Morelos y Pavón.

El apellido Galeana es de origen vasco, de la región de Bilbao, España, y la familia radicada en la costa grande estaba identificada por un blanco puro. El árbol genealógico, hasta donde pude investigar, estructura los siguientes nexos consanguíneos: José Galeana, quien era poseedor de una inmensa fortuna, procreó dentro del matrimonio a Pablo Galeana Nieto y fuera del matrimonio a Sebastián Galeana; Pablo Galeana Nieto se casó con Marina Valdeolivar y tuvieron a Antonio, Juan José, Fermín, Antonio Abad, María Josefa, Juana Teresa y Albina, mientras que Sebastián Galeana fue el padre de Hermenegildo, Cándido y Albino; Juan José Galeana fue el progenitor de Francisco Galeana y de Pablo Galeana de los Ríos, siendo estos últimos sobrinos de Hermenegildo Galeana; Francisco Galeana fue el padre de Darío, Luís, Carmen y Rafaela; Francisco G. Galeana y Fermín Galeana fueron descendientes de Darío Galeana; y Francisco G. Galeana, quien contrajo matrimonio con Agustina Farfán, fue el padre de Darío Emigdio y de Antonia, de apellidos Galeana Farfán.

Los Galeana, principalmente los opulentos de la hacienda El Zanjón —en esa época pertenecía a la jurisdicción de Técpan— hoy San Jerónimo, en los inicios de la lucha independentista eran los dueños de casi todas las tierras de la costa; los respetaban, admiraban y temían; y de ellos dependía toda la actividad económica de la región.

La casa de la familia Allec Galeana, formada por don Manuel Allec Assán y doña Adela Galeana Solís, se ubicaba en la esquina que forman actualmente las calles 5 de Mayo y Juan N. Álvarez; frente a esa casa, en los corredores de otra que sirvió como hotel o casa de huéspedes, denominada Casa Eugenia, propiedad de doña Celia Eugenia Galeana, vivía don Darío, quien todas las mañanas salía de su habitación con una vestimenta constituida por ancho sombrero panamá, guayabera y pantalones blancos; su cargo era capitán de Puerto y portaba una pistola 45 que, acorde con su dicho, jamás había utilizado y tampoco pensaba utilizarla; diariamente se esperaba su paso prudente sobre el camino que desembocaba en el Palacio Federal, a la misma hora, fumando un puro que de cierta manera era característico de él y llevando de la mano a uno de sus nietos.

Manuel Allec y Adela Galeana procrearon, en orden cronológico, a Jorge, Eneida, Zaida Edith, Abel Francisco, Gloria, Héctor Manuel y Carlos, de apellidos Allec Galeana.

Algunas precisiones que me parecen necesarias hacer respecto de la persona del primer presidente municipal son las siguientes: la pistola que le acompañaba se trataba de un arma calibre 45; tenía una estatura aproximada de 1.90 m; era de tez clara; delgado; portaba lentes transparentes; acostumbraba fumar en una pipa; y solía traer sombrero.

La responsabilidad como presidente del concejo municipal de José Azueta a partir del 1 de enero de 1954, recae en el señor Darío Emigdio Galeana Farfán, quien heredó de las generaciones revolucionarias la preocupación por lo tradicional, resguardando los gustos de sus gobernados; fue un patriarca de Zihuatanejo; hizo y respetó lo constructivo; y se consideró un político extraído del núcleo ejidal formado por gente sana, y sin malicia alguna.

Don Darío Galeana fue colocado en el cargo en medio de un mar de necesidades imposibles de ser solucionadas, porque no contaba siquiera con un sitio oficial para que los concejales despacharan; ante la incapacidad económica para emprender mejoras físicas en el municipio, hizo planes muy modestos con la finalidad de tratar de abatir algunos ingentes problemas de la época; los antecedentes de haberse desempeñado como empleado de la aduana marítima local y como capitán de puerto administrativo en Zihuatanejo, indicaban que poseía experiencia en la administración pública, esto definitivamente le ayudaría para recibir, conocer y resolver o canalizar las demandas populares; él sabía, por ejemplo, las dificultades que causaba la vialidad local en los tiempos de lluvia, pues lo que hoy es la calle Cuauhtémoc no resolvía la conexión con la carretera a Acapulco y tampoco lo hacía la extensión de la calle que ahora se conoce como Vicente Guerrero…

Sabia virtud de conocer el tiempo.

César Antonio Aguirre Noyola

Investigador en materias política y electoral.

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