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La casa de Ixtapa, clave para la detención de Lozoya en España

Redacción

La triangulación de sobornos de  entre Odebrecht y Altos Hornos de México (AHMSA) para adquirir dos residencias, una de ellas en Ixtapa (la otra en la Ciudad de México), son los elementos que sustentaron la orden de captura de Emilio Lozoya Austin, ocurrida este miércoles en España.

El ex director de Pemex y uno de los hombres de confianza de Enrique Peña Nieto, fue detenido este miércoles en Málaga, España, en una urbanización de lujo donde el ex funcionario petrolero vivía casi recluido. Fuentes policiacas españolas reportaron que Lozoya casi no salía de su casa. La detención, efectuada por agentes del Grupo de Localización de Fugitivos, se produjo en una de esas salidas. Fuentes policiales señalan que no opuso resistencia.

La detención representa un duro golpe para los partidarios del anterior gobierno priista, encabezado por Peña Nieto, de quien Lozoya era uno de sus hombres más cercanos.

La residencia en Contramar

Gracias a una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), publicada el 9 de junio de 2019,  se supo que un abogado y directivo de AHMSA adquirió, en representación de la esposa de Emilio Lozoya, una residencia de lujo a la orilla del mar, con valor de 1.9 millones de dólares.

En el extenso reportaje, MCCI informa que las autoridades mexicanas investigaron la compra de ese inmueble, que incluyó una transferencia de 1.2 millones de dólares, hecha a través de una cuenta en Suiza ligada con sobornos presuntamente pagados al exdirector de Pemex.

La adquisición de la residencia a favor de la esposa de Lozoya se efectuó en julio de 2013, doce días después de que Pemex autorizó incluir en su cartera de inversiones la compra de Agro Nitrogenados, una planta de fertilizantes de AHMSA que tenía 14 años sin operar.

MCCI obtuvo copia de documentos que demuestran que a la par de que Pemex negociaba la compra de la planta de AHMSA, un ejecutivo de esa empresa intervino en la adquisición de una casa de descanso para la familia Lozoya en la zona de Contramar, uno de los desarrollos más exclusivos de Ixtapa.

La propiedad está ubicada en el condominio Quinta Mar, formado por sólo tres residencias de lujo, la mayor de las cuales es la que fue adquirida a favor de la esposa de Lozoya.

La superficie de la propiedad de la familia Lozoya es de 3,578 metros cuadrados, de los cuales la residencia abarca 934 metros cuadrados.

Cuenta con cinco recámaras, todas con baño propio y cuatro de ellas con vestidor.

La recámara principal tiene, además, una estancia, terraza descubierta, una pérgola, palapa y mirador con vista al mar.

En distintos desniveles se distribuyen el comedor, dos estancias, una terraza, la cocina, un gimnasio, un cuarto de televisión, dos bodegas, cuarto de lavado, cuarto de servicio con baño completo, alberca y cochera para tres autos. La residencia tiene acceso directo al mar, a una playa privada.

El condominio está ubicado a un costado del condominio se ubica el Kau Kan, uno de los restaurantes más exclusivos de Ixtapa, dentro de un desarrollo llamado Ámbar. Al otro costado se ubica la Casa Jaguar, una residencia de ultralujo diseñada por el despacho Zozaya Arquitectos.

Un mes después de la publicación del reportaje de MCCI, la Fiscalía General de la República (FGR) aseguró la mansión.

Viajero frecuente

Después de que su esposa adquirió una residencia de lujo en este destino turístico, el entonces director de Pemex, Emilio Lozoya, realizó viajes de placer en un avión de Pemex.

Según bitácoras de viaje de 2015 analizadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), Lozoya realizó vuelos a distintos puntos del País y Estados Unidos.

La ASF destacó al menos tres viajes de la base de la Unidad Especial De Transporte Aéreo del Alto Mando del Ejército, ubicada en el AICM, al aeropuerto de Ixtapa-Zihuatanejo, y otros tres vuelos de regreso en ese avión oficial. Los traslados del funcionario se realizaron en el avión Citation Sovereign.

La compra de esta aeronave ejecutiva, y de otras ocho, formaba parte de un convenio de equipamiento que la Sedena había firmado con Pemex para reforzar la vigilancia y seguridad de las instalaciones petroleras y evitar sabotajes o delitos, como el robo de combustible.

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