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Hombres Víctimas de Mujeres

Nayeli Rubí Pérez Ochoa

A lo largo de la historia, las mujeres, en ese papel impuesto de amas de casa y educadoras, fueron escasamente respetadas, siendo violentadas de múltiples maneras por los jefes de familia, a pesar de que eran las que otorgaban un buen estatus a la misma, el cual era frágil, pues si la mujer era la víctima de un delito, fácilmente podía ser culpada y disminuida en su buena reputación.

Ante la respuesta social de la pérdida del honor de una familia entera por razón de la mujer, cuando sucedía un acontecimiento desafortunado en el cual una fémina fungiere como victimaria, era muchas veces preferible que un hombre cargara con la culpa para así mantener la honorabilidad de un conjunto y no dañar la hipervalorada reputación.

Sin embargo, si indagamos en los archivos antiguos, la criminalidad de la mujer, es manifiesta, efectuando homicidios, robo, daños, e incluso violaciones, en sí, tanto el hombre como la mujer, por factores externos y/o internos, pueden caer en una conducta desviada que afecte a otros seres. 

En el caso de delitos más graves como son los homicidios o tentativa de homicidio, son desencadenados por sentimientos impactantes que quiebran la mente de quien los sufre, por lo menos de manera momentánea, sin que eso implique una excluyente de responsabilidad, pues el descolocamiento no es considerado como una locura, sino que todo resulta de un inadecuado manejo de emociones que termina en actos realizados usualmente con saña.

Pero, aunque iguales en ciertos aspectos, difieren notablemente en otros, ya que, el grueso de la población delictiva del género femenino, es altamente calculador en las acciones que realizará para dañar a otros, cosa particularmente visible con el tema de los hijos, pues por medio de éstos, en reiteradas ocasiones martirizan a los padres, sin necesidad de una afrenta directa, de golpes o de insultos, aún así, causan un daño notable, lo cual realizan de la mano con el sistema que les permite obtener ventajas sobre su contraparte.

Para el ámbito legislativo y judicial, ante la reiterada violencia sufrida por la mujer durante siglos, se ha inclinado la balanza ahora a favor de las primeras, cosa igualmente reprochable, pues siguen los actosdiscriminatorios de funcionarios públicos e impartidores de justicia, los que se niegan a ver en el hombre a una víctima, donde se desdeña su palabra cuando implica que una mujer está ejerciendo alguna clase de violencia en su contra.

Estas conductas no se limitan a los ámbitos mencionados, ya que las burlas hacia los hombres que solicitan apoyo a las autoridades ante la violencia ejercida por la mujer, son reiteradas, razón por la que también se crea una desconfianza ante autoridades que difícilmente consideraran seriamente su caso de la manera planteada.

Si las partes cambiaran de lugar, sería diferente el trato que a cada asunto se diera, lo cual en el sentido estricto se encuentra prohibido por ley en vista de la igualdad que todo proceso judicial o extrajudicial debe revestir, pero lamentablemente se tienen que recurrir a recursos como en de amparo para lograr la igualdad que el artículo cuarto constitucional impone como obligatoria a todas y todos los mexicanos.

Esta estereotipación ha invisibilizado a aquellos que enfrentan una situación de violencia en la pareja, por mencionar uno de los tipos, quienes ante el poco apoyo prefieren callar en la espera de que de manera natural se solucione el círculo vicioso en el que se encuentran, lo cual evidentemente no es una salida, sino una paralización generada por un sistema que es manejado por personas plagadas de ideas superadas y que se resisten a los nuevos dogmas.

Este tipo de violencia puede manifestarse con agresiones físicas, psicológicas, mentales y sexualescon el fin de mantener el control sobre la otra persona, ante las que, debido a una escasa educación acerca del tema, el hombre puede responder con más violencia o sumisión.

De acuerdo a datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el año 2011,casi un 25% de las denuncias relativas al tema de violencia de pareja, corresponde a hombres maltratados, cifra inferior pero no por eso insignificante, pues refleja que un amplio número de masculinos son objeto de una de las peores violencias, que es la ejercida por una persona a la cual le une un vínculo afectivo.

Como sociedad es importante seguir apartándonos deestigmas que dividen, debemos considerarnos como personas y partir de ahí, es cierto que la vulnerabilidad de un sector necesariamente requiere una mayor protección, pero cuando tal proteccionismo violenta a otro grupo, se vuelve al principio, a una desigualdad e iniquidad manifiesta.

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