Opinion

Estado de los ESTADOS

By Despertar Redacción

March 09, 2021

Lilia Arellano

*López Obrador, el macho

*Valla en torno al Palacio Nacional: “El traje del nuevo emperador”

*Autoridades mexicanas reprimen y estigmatizan a mujeres: AI

Este lunes se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, “8M”, la legitima manifestación de una fuerza cuya presencia logró acorralar a la negligente y machista administración actual. Cada hora, en cada crimen, en cada desaparición, no solamente crece el número de féminas indignadas sino aumentan las voces a través de las cuales se suman hechos, ideologías y urgencias. México ocupa el segundo lugar en Latinoamérica con más crímenes de mujeres por razones de género, sólo después de Brasil, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El país registró 967 feminicidios en 2020, una cifra casi idéntica a los 969 crímenes por razón de género un año antes.

Sin embargo, los datos de los colectivos dan cuenta en  México son asesinadas más de 10 mujeres al día. La dimensión del muro en el zócalo capitalino, frente al Palacio Nacional, muestra el tamaño del miedo, la cerrazón y también el desdén del gobierno del presidente López Obrador a las mujeres. El tabasqueño ordenó cercar y blindar con un muro de acero la sede de la administración federal y su residencia temporal, para no atender las legitimas manifestaciones de protesta contra la violencia ejercida hacia las mujeres en este país. Pero todo suma y el voto femenino será fundamental para echar a la 4T del poder legislativo y presidencial.

Desde la madrugada del viernes, el primer cuadro de la capital del país amaneció con vallas para presuntamente evitar destrozos por la marcha de este lunes. Levantaron auténticos muros de al menos dos metros de altura, en franco y total desconocimiento de la estatura de la mujer mexicana;  se blindaron inmuebles como el Banco de México, el Palacio de Bellas Artes, el Hemiciclo a Juárez y hoteles como el Sheraton, demás de Palacio Nacional. Atornilladas y con cadenas, los trabajadores de la capital reforzaron las vallas para evitar “se salga de control” la marcha feminista y afecte a terceros. Consideran no sabe la población en general de la contratación de auténticos grupos de choque en un permanente afán de no solucionar los problemas sino desacreditar las protestas y seguir en esta cada ver más profunda división ciudadana.

Al paso de unos cuantos días se han sumado otras voces: la jurista Patricia Olamendi dijo: “¿Tanto miedo nos tienen”; la cineasta Natalia Beristain, calificó la valla como “el traje del nuevo emperador”; y la cuentista Alma Delia aseguró que “el miedo está cambiando de bando”.

 La colectiva Mujeres de Sal refirió: “Así es el tamaño del miedo e indiferencia”; mientras la organización Marea Verde escribió en redes: “Nos veremos en unos meses. Cuando dejemos de estar en casa en esta maldita pandemia. Y nos acordaremos de este maldito muro. Nos vemos en unos meses Andrés Manuel López Obrador, haremos retumbar en tus muros tu miedo”. Aseguraron las vallas de Palacio Nacional son una clara expresión de represión y misoginia por parte de un gobierno dictador. “El proteger los monumentos es un reflejo de la misoginia estatal, donde las demandas de las mujeres no son escuchadas y se sigue encubriendo a violadores. AMLO se burla de las necesidades reales de los grupos más vulnerables”.

Las mujeres perredistas criticaron  el presidente de México prefiera conservar el patrimonio patriarcal por encima de los derechos humanos de las mujeres y el acceso a la justicia.  

López Obrador, soberbio, se niega a recibir a las víctimas, bajo la falsa moralina de “cuidar la investidura presidencial”. Esa misma investidura con la cual protege a violadores a rufianes, a quienes siguen haciendo de la corrupción una bandera pero pertenecen a su equipo, la lucida cuando se trató de no investigar lo sucedido en su instituto “Chucho el Roto”, en donde siguieron robándole al pueblo lo robado. Con esa misma investidura con la cual dejó ir a Ovidio Guzmán o saludó a su abuela, con la cual rompe el equilibrio de poderes y se da el lujo de ordenarle al Legislativo, al Judicial, a los tribunales y a la mismísima Suprema Corte como deben actual, aprobar, conducirse y hasta cual debe ser su salario. Es la investida con la cual cubre a sus parientes y sus nada claras conducciones.

La valla metálica rodeando Palacio Nacional no detendrá la indignación de las mujeres contra la gestión del tabasqueño, por el contrario, será una bocina de resonancia para demostrar la poca valía ofrecida por este gobierno a las peticiones por parte de las mujeres. La valla es muestra física de la cerrazón de la 4T para con las damas del país, la cual se tradujo en el cierre de guarderías, en la hipocresía de asegurar los feminicidios no son tales o que “romper el pacto” es una frase importada o en el solapar a un presunto violador como candidato a una gubernatura, alrededor del cual también se mostró toda una farsa para revalidarlo.

Los números y los registros históricos del fúnebre panorama de las féminas en el país fueron documentados por el desolador informe presentado la semana pasada por Amnistía Internacional, titulado “México: La era de las mujeres que protestan, estigma y violencia…”, en donde acusan a las autoridades mexicanas de reprimir a mujeres que protestan pacíficamente en contra de la violencia de género en 2020, violando sus derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica mediante el uso innecesario y excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias e incluso violencia sexual.

El reporte reúne en decenas de páginas los testimonios de mujeres jóvenes en cada entidad, con historias duras de leer y asimilar; momentos de terror ocurridos en protestas legítimas, el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía, amenazas, pero sobre todo, la total violación de la libertad de expresión. “Las mujeres y niñas en México viven en un contexto donde el Estado no actúa para proteger sus derechos. Cuando implica protestar en la vía pública contra la violencia de género, son violentadas de distintas maneras, incluyendo violencias basadas en el género”, denuncia el informe de Amnistía Internacional (AI), donde se analiza cinco manifestaciones de mujeres y grupos feministas en contra de la violencia de género efectuadas el año pasado en los estados de Guanajuato, Sinaloa, Quintana Roo, el Estado de México y la Ciudad de México.

Ese informe revela: sólo 7 por ciento de los casos de violencia contra mujeres son investigados adecuadamente, siempre se revictimiza a las víctimas, sólo 3 de cada 100 asesinatos de mujeres son esclarecidos y el miedo genera que 99.7 por ciento de los delitos de hostigamiento, abuso sexual y violación en nuestro país no  son denunciados. Ese es el tamaño de la impunidad y la desconfianza en las instituciones en México, hoy en manos del grupo de López Obrador, quien prometió cambiar la situación, pero todo está peor. “La respuesta violenta de las diversas autoridades a las manifestaciones de mujeres vulneró sus derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica. Durante las detenciones y traslados, elementos policiales se dirigieron a las mujeres con lenguaje violento, las amenazaron con violencia sexual y las sometieron a violencia física y sexual.

“Muchas mujeres no sabían dónde estaban, quién las detenía y a dónde las llevaban, por lo que estuvieron en riesgo de sufrir desaparición forzada”, destacó Tania Reneaum Panszi, directora ejecutiva de AI en México, quien agregó: “Las autoridades de distintos niveles de gobierno han estigmatizado las manifestaciones de mujeres, caracterizándolas como “violentas” con el fin de deslegitimar su activismo y cuestionar sus motivos. Que no se confundan, estas protestas son un reclamo del derecho de las mujeres a vivir un vida libre de violencia. Son un llamado a combatir la impunidad que prevalece en miles de casos de feminicidio y de violencia sexual, que han causado un dolor inimaginable a tantas familias en México”.

Amnistía Internacional destacó diversas autoridades y algunos medios de comunicación han estigmatizado las manifestaciones de mujeres y grupos feministas como “violentas”. En la Ciudad de México, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, tachó las acciones de protesta como “provocaciones” en busca de una reacción de mayor violencia del Estado y así generar mayor atención y condena pública. En León, Guanajuato, el secretario de Seguridad Pública teme la ciudad se convierta en “manifestódromo violento” para justificar la restricción y dispersión de las manifestaciones. Esa estigmatización ha generado un ambiente hostil al derecho de reunión pacífica de las mujeres que deslegitima su activismo y facilita que tanto autoridades como particulares ejerzan violencia en su contra.  

“vivas nos

queremos”

El fin de semana, previo a la marcha de hoy, el colectivo Anti monumento “Vivas nos queremos” pintó y registró en la  “valla del miedo” frente a Palacio Nacional,  los nombres de las víctimas de feminicidio e hicieron una invitación: “quién pueda jálese”. Con la leyenda “Víctimas de feminicidio”, pintadas en al menos 25 metros de la valla, las activistas rellenaron con letras blancas decenas de nombres de mujeres. En el Senado de la República, senadoras de Morena y del PAN se enfrentaron luego de que la Comisión de Igualdad, presidida por el guinda, rechazó abordar el tema del “amurallamiento” en Palacio Nacional, debido a no encontrarse en el orden del día por ser una sesión extraordinaria, lo cual desató un intercambio de críticas. “Están construyendo un muro igual al de Trump, se está construyendo un muro en Palacio Nacional para las mujeres, yo pediría agregáramos este tema a la orden del día, es un tema necesario para debatir más allá de los partidos más allá de sí somos o no oposición. Es un muro francamente machista”, sostuvo la legisladora panista, quien también propuso que se discutiera el asunto de la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero, pero de igual manera se negó.

También el ex candidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya, criticó la valla colocada en Palacio Nacional. En sus redes sociales escribió: “Palacio Nacional amanece amurallado previo al Día Internacional de la Mujer. Hay más interés por cuidar las paredes, que la vida e integridad de las mujeres. Más allá de partidos o ideologías, es de justicia elementar exigir que no haya”.El reclamo al gobierno federal también llegó hasta las redes sociales, donde colectivos y activistas repudiaron la colocación de las vallas y las calificaron como “un muro a la vergüenza”.