Opinion

El segundo debate presidencial nos deja más memes que propuestas

By Despertar de la Costa

May 01, 2024

Guillermo Arteaga González

El segundo debate presidencial en México, celebrado el 28 de abril, dejó una estela de ataques frontales, memes virales en redes sociales y poco espacio para propuestas concretas, en un escenario donde la confrontación parecía ser la moneda corriente, los candidatos no se ahorraron adjetivos ni calificativos en su intento por ganar terreno en la opinión pública, sin embargo, en medio de la refriega verbal, realmente no se siente que hubo un debate de ideas y propuestas para el futuro del país, sino más bien se trató de desestabilizar al rival, la aspirante de oposición, Xóchilt Gálvez, saltó al ring con un discurso notablemente más agresivo que en el primer debate, no escatimó en lanzar toda su artillería, incluyendo ataques personales y golpes bajos contra Claudia Sheinbaum, a quien tildó de “la candidata de las mentiras” y “narcocandidata”, si bien es comprensible la estrategia de buscar debilitar a la contrincante, el recurso de descalificar de manera tan contundente resta seriedad al debate y aleja el foco de las verdaderas problemáticas que aquejan al país.

Por su parte Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición encabezada por MORENA, optó por una postura más mesurada y sin tantas ganas de entrar en una lucha cuerpo a cuerpo, si bien respondió a los ataques de Gálvez llamándola “la corrupta”, defendió con firmeza al presidente López Obrador y su accionar presidencial, sin embargo, esta defensa no estuvo exenta de polémica, ya que en lugar de abordar los cuestionamientos de manera directa, se recurrió a descalificaciones personales, lo que dificulta un diálogo constructivo y eleva la tensión entre los contendientes, dejando en segundo plano al público que quería escuchar más propuestas.

En medio de este enfrentamiento, Jorge Máynez, candidato que parece seguir una estrategia más centrada en la exposición de propuestas que en la confrontación directa, intentó desmarcarse de la contienda polarizada tal vez porque sabe que no tiene ninguna posibilidad de siquiera competir, todos sabemos que esta lucha es de dos mujeres, su intervención se enfocó en temas como la prosperidad económica, el “nearshoring”, el abastecimiento de energías, el agua y una “revolución educativa”, aunque sus propuestas podrían ser vistas como una bocanada de aire fresco en medio del ruido de los ataques, su falta de presencia dominante en el debate puede haber limitado su impacto en la audiencia, aunque si se vio atacando en algunos lapsos a Xóchilt Gálvez dejando en claro la procedencia política de esta última y de quienes estaban detrás de ella.

Este segundo debate presidencial ha dejado una sensación de decepción y desencanto entre los ciudadanos que anhelaban un intercambio de ideas y propuestas sustanciales, pero se encontraron con un espectáculo cargado de ataques personales y descalificaciones mutuas, en lugar de presenciar un diálogo constructivo sobre el futuro del país, los aspirantes presidenciales parecían más interesados en desacreditar a sus oponentes que en presentar soluciones reales a los problemas que aquejan a la nación, es innegable que en una contienda política la confrontación es inevitable, pero el nivel de agresividad y falta de seriedad mostrado por los candidatos durante el debate resulta preocupante, los votantes no necesitan presenciar un combate verbal en vivo por televisión nacional, sino escuchar propuestas claras y concretas que les permitan tomar una decisión informada y sensata en las urnas.

Los aspirantes presidenciales deben entender que los ciudadanos están cansados de la politiquería barata y los golpes bajos, necesitamos líderes que se enfoquen en expresar sus ideas y propuestas de manera clara y coherente, dejando de lado las descalificaciones personales y los juegos de poder, los problemas que enfrenta México requieren soluciones reales, no discursos vacíos y confrontaciones estériles, en un momento crucial para la democracia mexicana, es fundamental que los candidatos demuestren un compromiso genuino con el bienestar del país y de sus ciudadanos, el debate presidencial debería ser un espacio para el intercambio de ideas y la construcción de consensos, no un ring de boxeo donde se libran batallas verbales sin sentido.

Es necesario que como potenciales votantes evaluemos con mesura el nivel del debate político en México y exigir a los aspirantes presidenciales que se enfoquen en lo que realmente importa mejorar la calidad de vida de la población y encontrar un rumbo que nos lleve hacia un futuro más próspero y justo, los ciudadanos merecen candidatos que estén a la altura de los desafíos que enfrenta el país, no políticos que prefieran pelearse en vez de trabajar juntos por el bien común, el segundo debate México estuvo más marcado por los ataques personales y las descalificaciones mutuas que por un intercambio de ideas sólidas y propuestas concretas para el futuro del país, en un momento crucial para la democracia mexicana, es fundamental que los candidatos se enfoquen en presentar soluciones reales a los desafíos que enfrenta la nación, en lugar de caer en la trampa del espectáculo mediático y la confrontación improductiva, los ciudadanos merecen un debate de altura que les permita tomar decisiones informadas sobre el rumbo que desean para su país.