Trinidad Zamacona López
“Al diablo con las Instituciones, fue una expresión de Andrés Manuel López Obrador; pensé que era o fue solo una frase de campaña, pero la realidad hoy nos rebasa”.
El odio hacia las instituciones o de los titulares que están al frente de esas, se nota desde hace tiempo, ese enojo y esa andanadas desde las mañaneras, en donde no se pierde la oportunidad de poder denostar a esas dependencias, o a quienes las encabezan, pensé que solo había sido una frase de campaña cuando –López Obrador– era candidato opositor, en donde todo criticaba, y decía que su gobierno, o que el día que ellos fueran gobierno iban a gobernar de manera diferente, entonces vendió la solución a todo, por eso es que ganó la presidencia de la república.
Por lo menos la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha dado una muestra de respeto a los demás poderes, cuidar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es su función, y si por hacer su trabajo como lo dijimos en otras entregas, los van a enjuiciar, es momento de cerrar filas para defenderla, el titular del poder ejecutivo no se ha dado cuenta que ya una gran parte de la sociedad rechaza precisamente esa actitud de debilitar las instituciones, bueno estoy seguro que muchos saldremos a la calle a defenderla.
Debo de insistir que no defiendo los salarios y las demás prestaciones que tienen los que trabajan en el Poder Judicial de la Federación, pero si defiendo a una institución que revisa la legalidad y la constitucionalidad de los actos de los demás poderes, a eso se le llama el peso y contrapeso, las resoluciones o sentencias que se dictan, son recurridas porque se debe de agotar la cadena impugnativa, pues de no hacerlo se pierde el derecho de apelar una resolución que nos perjudica, pero no quiere decir que se haya dictado bajo la sospecha de que se dio dinero para obtener la justicia, al contrario ahí no se ofrece dinero, y los abogados sabemos las consecuencias jurídicas que eso va a traer si lo hacemos, así que mejor luchamos por la justicia de acuerdo a lo que dicen las leyes.
De todas la acusaciones de corrupción que ha dicho el –Presidente– sobre los que integran el Poder Judicial de la Federación, de la venta de justicia que dice que hay en ese poder, no ha mostrado ninguna prueba, no existe ninguna denuncia por lo que dice en la Fiscalía General de la Federación, pero además no existe en contra de los Ministros un Juicio Político en su contra en donde se les acuse de corrupción; el único caso que señalaban fue el de Eduardo Medina Mora, quien era ministro en ese entonces al inicio del sexenio, pero lo hicieron renunciar, para proponer a su Ministra Loretta Ortiz, una abogada cercana al Gobierno de la 4T.
Ese fue precisamente el único caso en donde supuestamente tenían pruebas por las transferencias que el ex Ministro Medina Mora, había recibido pero que no podía comprobar su origen, o por lo menos eso fue lo que se dijo sobre ese caso, ese pudo haber sido uno de los asuntos de corrupción que hubieran vestido a este gobierno pero dejaron ir esa gran oportunidad, ahora solo señalan sin pruebas, sin sustentos, y eso es lo que no se debe de permitir, el abuso del poder comunicar lo negativo de un poder sobre los integrantes de otro poder, aportar nada en su contra, seguramente quienes integran ese poder, no nada más los Ministros, Jueces, Magistrado, sino los trabajadores que son los servidores públicos, deben de estar cansados de tantas ofensas a su fuente de trabajo, sin pruebas se les acusa de que son corruptos, deshonestos y un montón de señalamientos de alguien que en algún momento expresó “al diablo con sus instituciones” y ese hombre ahora es el Presidente de México.
Ahora –López Obrador–, vive en Palacio Nacional, no quiso vivir en los pinos, pero nos hemos preguntado cuanto nos cuesta mantener a mandatario ahí con su esposa, sus auxiliares, los trabajadores de ese lugar, según el portal y “De acuerdo con información recopilada por Etcétera a través de datos abiertos, los impuestos de los mexicanos pagarán cerca de 500 millones de pesos por los 5 años y 10 meses de estancia en su nueva residencia del Zócalo capitalino”. Tan sólo por consumo de electricidad cada mes se pagan más de 250 mil pesos de servicio, por consumo de agua se erogan 348 mil pesos bimestrales (174 mil mensuales). Son gastos en donde vive el –Presidente– de 30 millones de votos, al que tenemos que mantener todos con nuestros impuestos.
“De acuerdo con la Plataforma Nacional de Transparencia, el Palacio Nacional ubicado en el número 15 de la Plaza de la Constitución, otrora casa de Moctezuma y de Hernán Cortés, tiene un valor catastral de mil 272 millones 952 mil 932 pesos, es decir, es hoy la “casa habitación” más costosa del país”. A eso le podemos llamar gastos menores o solo gastos de un funcionario de elección popular.
Según ese portal “De acuerdo con una solicitud de información pública ingresada a través de la Plataforma Nacional sobre los gastos en Palacio Nacional con folio 0210000034520 correspondiente al año 2019, cada mes, en Palacio Nacional se erogan seis millones de pesos en nóminas, consumo de energía eléctrica y agua, necesarios para que el presidente Andrés Manuel López Obrador pueda realizar sus funciones como Jefe de Estado”. Mantenemos al mandatario para que no viole la Constitución del País, o tiene ese derecho por ser de elección popular.
Entonces se tendría que ver si los que están en el Poder Judicial, tienen esos gastos, o es el mandatario que nos cuesta mas, y sus resultados son pocos, allá se dictan sentencias, acá se dictan calumnias.
El Presidente y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, nunca como ahora habían tenido tantas diferencias, por la legalidad y la constitucionalidad de los actos de uno y de otros, ahora súmele que ya se sumó Ricardo Monreal, el querer enjuiciar a los Ministros, solo por decir lo que han hecho más en el abuso del poder, ser mayoría en las cámaras no quiere decir que van hacer lo que se les dé la gana con la Constitución Política de México.
O defendemos la Constitución de México, como lo hicimos con el INE, o tendremos que aguantar a los futuros dictadores de un país que iba hacia adelante, pero ahora va hacia atrás 100 años.