Una oportunidad para replantear el extractivismo
La dramática emergencia que vivimos ha desatado análisis de toda índole a nivel global. Un primer debate de manera natural se decanta en la respuesta de los gobiernos en materia de salud, económica y social. Otras voces señalan al regreso del “Estado” mientras declaran el entierro del neoliberalismo; modelo que terminó debilitando en la región y en la Europa del ¨Welfare” los sistemas públicos destinados a la garantía de derechos fundamentales como la salud, y que en la actual crisis es incapaz de brindar una respuesta global efectiva más allá de los márgenes del mercado. Escenas dantescas se nos presentan donde los países compiten por la obtención de materiales médicos a sobreprecio, condenando a las naciones más pobres a la batalla campal por la anhelada vacuna que enfrenta a las principales economías del mundo, en lugar de promover mecanismos de cooperación internacional para hacer frente a la pandemia.
Por tanto, vivimos momentos donde no solo entra en juego la conducta gubernamental ante la emergencia, sino también se propician reflexiones que cuestionan al sistema económico neoliberal e invitan a formular otras estrategias de desarrollo para enfrentar fenómenos de esta naturaleza, así como orientados a preservar la vida en el planeta de forma más sostenible. A propósito, no deja de resultar paradójico que la salud climática se encuentre espléndida como consecuencia de esta crisis. El desierto que se experimenta en las principales urbes mundiales, el freno del tráfico aéreo y el turismo, la parálisis industrial y la caída exponencial de los precios del petróleo ponen en jaque al modelo extractivista fósil. Pero, la humanidad tendría que pagar este el alto precio para cesar con el ritmo desenfrenado de desarrollo propiciado por el capitalismo, poniendo en riesgo la sobrevivencia de los ecosistemas, generando mayores brechas de desigualdad e impactos socioambientales graves en territorios indígenas y campesinos.
Este complejo contexto, reta a nuestras sociedades a la búsqueda de otros referentes, más que de desarrollo, de economía política diría. Por una parte, con el objetivo de garantizar adecuadamente a la población y en especial a los grupos más excluidos, de derechos humanos básicos: a la salud, al agua y el saneamiento, a la alimentación, la vivienda, el trabajo, la tierra y el territorio, la movilidad colectiva, etc. Al tiempo, que posibiliten revertir la crisis climática que tiene condenado al planeta a la pena capital en los próximos años. Estas respuestas, desde luego se colocan más allá de la frontera extractivista.
La sociedad mexicana, que ha sufrido por décadas las consecuencias del neoliberalismo y que pretende ensayar hoy como respuesta una cuarta transformación desde su Gobierno, tiene ante sí un momento clave para reformular sus políticas de desarrollo. Si bien es cierto, que se ha recuperado una mayor soberanía del Estado en sectores estratégicos con fines más distributivos, el extractivismo continúa, no solo expresado por los nuevos megaproyectos sino en la preservación de los marcos legales neoliberales que a la fecha siguen intactos.
Con el ánimo de contribuir a la reflexión pública sobre estos tópicos y propiciar la reflexión ante nuevos escenarios en tiempos de crisis, les invitamos a ser parte de un debate plural con comunidades, organizaciones e instituciones públicas el próximo 23 de abril a las 12hrs a través del canal de Fundar en YouTube, como parte de nuestra serie de conversaciones digitales “Articulaciones: diálogos sobre COVID-19, derechos y desigualdades”.