Editorial

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By Despertar Redacción

February 20, 2020

Un nuevo INE es posible

La próxima llegada de cuatro nuevos consejeros electorales al Instituto Nacional Electoral (INE) constituye una oportunidad de oro para equilibrar la integración del máximo órgano de decisión de esta importante institución del Estado mexicano. Desde la creación en 1990 de su predecesor, el Instituto Federal Electoral, este instituto ha contado con muy pocos consejeros con un compromiso irrestricto con la defensa de la justicia social y una verdadera democratización de la vida política del país.

Todos los otros consejeros nombrados a lo largo de las últimas tres décadas han jugado un papel de cómplices, en mayor o menor medida, del viejo sistema de corrupción estructural. Existen casos particularmente escandalosos, como el de Luis Carlos Ugalde, quien fue directamente responsable por el fraude electoral de 2006, o Marco Antonio Baños, quien siempre se ha considerado a sí mismo un fiel soldado del PRI. 

También ha habido muchos consejeros cuya obsesión con la supuesta “neutralidad”, malentendida como “llevarse bien” con absolutamente todos, incluyendo los fraudulentos, los sujetó a los chantajes del viejo régimen. Es el caso, por ejemplo, de José Woldenberg, Leonardo Valdés, Alfredo Figueroa y Pamela San Martín, entre otros. 

Hay también casos de consejeros que se presentan en sociedad como paladines de la transformación democrática, pero en realidad operan sistemáticamente a favor de sus intereses personales y políticos dentro de la institución electoral. Córdova y Murayama son los ejemplos más claros de este fenómeno. Estos dos militantes del dispendio y el derroche son los equivalentes de Aurelio Nuño y Emilio Lozoya dentro del gobierno de Enrique Peña Nieto. De hecho, fue precisamente Nuño quien operó desde la Oficina de la Presidencia de la República el nombramiento de Córdova como consejero presidente del INE en 2014.

Es importante recordar y repetir, una y otra vez, que la victoria ciudadana de 2018 no la debemos a los consejeros electorales actuales sino a la enorme dignidad del pueblo mexicano, que logró derrotar al viejo régimen a pesar de la implementación de las muy conocidas estrategias de fraude electoral. En lugar de defender la democracia, los consejeros evidenciaron la misma indolencia y complicidad de siempre con las viejas prácticas del PRIANRD. 

Y la persecución de parte del INE a Morena por el fideicomiso Por los demás, junto con la más absoluta impunidad para la Operación Berlín, constituye solamente un botón de muestra de la falta de autonomía e imparcialidad de la mayoría de los actuales consejeros electorales. Para una revisión integral de las irregularidades cometidas en la más reciente elección presidencial se puede consultar el informe universitario sobre Los Claroscuros de las elecciones de 2018 (véase: https://bit.ly/39zW8y6).

Ahora bien, si queremos cambiar el modus operandi del INE habría que asegurar que los cuatro nuevos consejeros electorales electos en las próximas semanas por la Cámara de Diputados tengan un perfil totalmente diferente a los ­anteriores.

Es hora de que el INE recupere su vocación original de servicio a la sociedad civil y a la plena participación ­democrática.