Armando Ríos Piter
La encuesta nacional publicada recientemente por Mitofsky, en la que habla sobre las proyecciones en torno al cambio de año 2021-2022, presenta datos interesantes sobre el optimismo que tienen los mexicanos frente al año que inicia. Ante la pregunta, ¿cómo le va a ir en 2022?, destaca que el 75.7% contestó que sí le irá mejor, frente a un 15.4% que comenta que le irá peor. De la misma forma, cuando se les cuestiona a las personas, si piensan que tendrán posibilidad de comprar, el 69.4% manifiesta que sí cree que podrá comprar este nuevo año, frente a un 21.7% que cree que no podrá hacerlo.
El mismo estudio señala que lo más importante que la gente espera que le pase “en su persona” para 2022 es: “mejorar su calidad de vida” (26.3%), “mejorar su economía personal” (21.4%), “conseguir o mejorar su empleo” (12.5%), “tener salud” (11.9%). Estas respuestas coinciden con las proyecciones realizadas en otros estudios. Tal es el caso del presentado por El Financiero, donde se indica que el 81% de las personas opinó que el 2022 será un año bueno o muy bueno, mientras que el 7% piensa que será un año malo o muy malo.
Ambos estudios se hicieron a finales de noviembre y mediados de diciembre respectivamente, cuando los impactos de la variable Omicrón aún eran muy inciertos. Sirva recordar esto pues, a finales de noviembre, la calificadora Moody´s indicó que la nueva variante de Covid, plantea nuevos riesgos e incertidumbre para el crecimiento económico y las perspectivas de inflación a nivel global pues “la amenaza dependerá de la transmisibilidad y virulencia de la nueva variante”. Recientemente el Banco de México publicó en su recién Informe Trimestral Jul-Sep 2021, que la variable Omicrón se encuentra dentro del balance de riesgos para el escenario central de recuperación de la economía.
Aun cuando la mayoría de los analistas coinciden en que es previsible que no haya cierres totales de la economía como en 2020, lo cierto es que la reactivación económica prevista para 2022 podría verse afectada. Por esta razón, las proyecciones de la SCHP de que el PIB crecerá 4.1% en 2022 podrían cambiar a la baja. De hecho, Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional, alertó a principios de diciembre sobre una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento mundial, aún situadas en 4.9% en 2022, pero que podrían modificarse a finales de enero.
Por lo pronto, el presidente López Obrador ha anunciado que durante la conferencia “mañanera” del primer jueves de cada mes, habrá una nueva sección con la finalidad de informar sobre el “desarrollo económico y social del país”. De esta forma, se presentarán datos económicos tales como el índice inflacionario, el número de empleos formales registrados ante el IMSS, el tipo de cambio de la moneda mexicana, el índice de la Bolsa Mexicana de Valores, entre otros. En esta nueva sección se presentarán datos económicos como el tipo de cambio.
El 2022 comprenderá eventos políticos de enorme relevancia, tales como la revocación de mandato y las elecciones en seis entidades federativas. Por esta razón, no debe extrañarnos que el gobierno busque construir una estrategia comunicacional con el objetivo de “alinear” la narrativa en torno a la situación que guarde la economía del país.
La preocupación de que Omicrón profundice impactos en diversos sectores, especialmente el turístico, el restaurantero o la hotelería, siguen latentes. Será necesario -como ya lo empiezan a hacer otros países- pensar en programas de ayuda estructural como el “Build Back Better” o el “Next Generation”, que en Estados Unidos y Europa respectivamente, ya preven reformas sociales, digitales y ambientales para mejorar en el contexto derivado de la pandemia.
En materia económica, se debe exigir políticas públicas concretas. Deberá estar atenta a verificar y contrastar los datos, así como las opiniones que se presenten desde el gobierno, con el fin de tener la mejor información posible y evitar caer en sesgos. Hoy por hoy, el año que inicia, pese al gran optimismo mostrado por la gente en las encuestas, se mantendrá sumamente incierto. Para tener buenos resultados, requerimos compromisos objetivos, no solo narrativa gubernamental.