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Diputados ovacionan a un asesino

Nayeli Rubí Pérez Ochoa  

Los bien ponderados legisladores, atentos y cariñosos con el pueblo quienes por mayoría decidieron que merecían llegar a su curul para hacer un cambio para mejorar han realizado acciones criticables por montones, deleznables y reprobables que han sucedido en diversas épocas, los mediocres pasan desapercibidos, los sobresalientes son atacados o aplaudidos hasta el cansancio.

Sea lo que sea que hayan hecho mal los que ahora están desempeñando un papel de diputada o diputado, así como los integrantes de legislaturas pasadas, debe recordarse un episodio chocante, surrealista, que sobrepasa los límites del sano pensamiento, posiblemente fue debido a la influencia que el poder ejecutivo ejerció en ese momento, porque muy independiente cada poder, pero quien manda es el Presidente, por lo menos de facto.

Gregorio Cárdenas Hernández estudiante destacado de ingeniería química, a la edad de 27 años, fue ingresado a prisión por el cuádruple homicidio e inhumación clandestina, las víctimas fueron tres mujeres que practicaban el oficio más viejo del mundo y una compañera estudiante de su misma escuela, de quien además estaba profundamente enamorado, el modus operandi fue llevarlas a su casa y estrangularlas con un cordón.

Como sigue sucediendo, fue necesaria la desaparición de alguien “importante”, Gregorio Cárdenas cometió la imprudencia de asesinar a la hija de un reconocido abogado penalista, ese fue el fin de su actividad delictiva; si esto no hubiera sucedido, de haber seguido la línea inicial de asesinar a las personas más vulnerables, que de hecho se escondían porque así su oficio se los solicitaba, hubiera sido un número mayor de víctimas.

Desde su adolescencia destacó como persona brillante, su futuro era bastante prometedor, incluso en la cárcel lo fue, ya que dentro del penal concluyó la Licenciatura en Derecho, realizaba labor humanitaria al asesorar a los reos que se encontraban privados de su libertad en el Palacio Negro de Lecumberri.

Era de esperarse que tras los sucesos desafortunados que sufrieron las 4 mujeres en manos de Gregorio Cárdenas, quien fue apodado “El Estrangulador de Tacuba”, su nombre quedara manchado por el delito, que se señalara y criticara como persona indeseable, desafortunadamente no fue así.

En el año de 1976, durante el periodo de gobierno de Luis Echeverría, tras una larga insistencia por parte de familiares, se le concedió el indulto presidencial, después de pasar 34 años en prisión, lo que por supuesto no llegó tarde.

Y no, lo peor no fue el perdón a su condena, sino lo que vino después, su imagen que de por sí ya era sonada por la cobertura que diversos medios le daban a sus creaciones, tuvo su apogeo cuando el Secretario de Gobernación Mario Moya Palencia, lo invitó a la Cámara de Diputados, para resaltar el éxito que el sistema penitenciario había logrado al reinsertar a un reo de una manera tan satisfactoria como se había hecho con el “Estrangulador de Tacuba”.

Sí, lo anterior tiene mérito, pero eso atendió a las circunstancias y aspiraciones académicas del sujeto, no al sistema penitenciario que amontonaba a tantos presos en una misma celda, que los mismos se veían obligados a dormir de pie atados con cinturón por la cintura a un barrote.

No fue el éxito del sistema penitenciario de la época, el que plasmado en papel era espléndido y que en la práctica una tortura, es entendible que cualquier resultado positivo debía destacarse ante el fracaso, sin embargo la mesura es gran amiga que debe estar siempre acompañándonos, pero ante la orden del máximo mandatario se le prohibió la entrada, resultando entonces una ovación de pie por la Cámara de Diputados.

No es difícil imaginar el coraje de las familias que perdieron un ser querido a manos de ese hombre, la impotencia, tristeza y repugnancia cualquiera de nosotros la hubiera sentido en caso de estar en su lugar, fue un completo desatino realizar tal acto protocolario a fin de presentar la maravilla creada.

En la Sexagésima Tercera Legislatura afortunadamente contamos con diputados y diputadas instruidos, más humanos, que se pronuncian sin temor ante lo que consideran injusto, como en el caso de la Diputada Beatriz Mojica Morga, que de manera muy respetuosa manifestó que debería solicitarse al Alcalde de Alcozauca Guerrero la separación del cargo en tanto se decide la situación jurídica del mismo por los presuntos actos violentos en contra de su esposa.

Sin duda ahora los legisladores atienden más a su razón que a las peticiones de terceros, que sigan ese camino, que los  buenos valores permeen en el pensamiento y actuar de todos.

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