Aldo Valdez Segura
El rugir de las ruedas, la velocidad vertiginosa y el paisaje incomparable convirtieron al primer Campeonato de Downhill en una experiencia inolvidable tanto para los competidores como para los espectadores. Este evento extremo reunió a deportistas provenientes de distintos rincones del país, todos con un mismo objetivo: desafiar la gravedad y disfrutar de la adrenalina en estado puro.
Desde el viernes comenzaron a llegar los participantes al pueblo mágico anfitrión, quienes aprovecharon para disfrutar de su exquisita gastronomía y de sus paradisíacas playas. El sábado se llevó a cabo el reconocimiento de pista, teniendo como escenario la escénica ruta Riscaillo–La Ropa, un tramo de carretera ideal para este tipo de competencia.
El Downhill, disciplina que combina el uso de patines, patinetas y mucha velocidad, encontró en esta vía sinuosa y llena de curvas el escenario perfecto. Durante la competencia, los intrépidos atletas lograron alcanzar velocidades cercanas a los 100 kilómetros por hora, desafiando los límites del cuerpo y la física.
Los asistentes vivieron una jornada llena de emociones, adrenalina y paisajes de ensueño, convirtiendo este primer campeonato en un éxito rotundo y sentando las bases para futuras ediciones aún más espectaculares.