(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
¿Las mujeres también matan? La violencia no es privativa de
ningún sexo, porque no es algo biológico. Es algo que cada persona desarrolla a
lo largo de sus vidas, y con base en sus experiencias personales, y eso incluye
su entorno social.
Las mujeres también matan, roban, violan, secuestran,
asaltan y agreden. Y las mujeres también matan desde sus vientres a sus propios
hijos, o incluso los matan porque les hartan sus llantos, o porque les estorban,
o en venganza contra sus maridos, o porque quieren salir de antro. ¿Cuántos
casos hemos conocido de estos?
Y con esto no estoy defendiendo a los hombres machistas y
asesinos de mujeres, violadores de niños, parricidas, sicarios,
descuartizadores y otras porquerías que andan por ahí al por mayor, gracias a
que hace cosa de 15 años México comenzó una era de oscuridad y violencia
extrema, que todavía no termina y no sabemos realmente cuándo esto terminará.
Pero lo más triste es que a todos ellos los dio a luz y los
educó una mujer. Una mujer los amamantó y cuidó sus sueños. Una mujer cuidó su
cuna, conoció sus primeras palabras, lo llevó a la escuela. Una mujer le enseñó
las primeras canciones.
Una mujer –quiero creer que así fue-, tuvo que enseñarles a
esos violentos a rezar. Les dio su bendición, los llevó por primera vez a misa,
les habló del amor infinito del Creador.
Y como madre sólo hay una, a esos violentos, feminicidas,
violadores, infanticidas, una mujer los vio perderse, extraviarse, disfrazar sus
verdaderas intenciones, como el monstruo de Toluca, que además de matar a
varias mujeres, mató a su propio padre. Y en su conversación telefónica con su
madre desde el penal, le confesaría sus pecados, le diría “no llores, de aquí
no ya no salgo, a menos que me suicide”. Cuando ella lloró y le dijo: “Ay,
hijo”, él le contestaría “no, no no…no llores”. Entonces ella le confesaría:
“Te quiero mucho, haya pasado lo que haya pasado, te quiero mucho, hijo”.
Fríamente, el monstruo de Toluca le diría: “Ya, tráeme unas cosas que necesito,
unos tenis sin agujeta, jabón, pasta de dientes….”, etcétera.
Y así sucesivamente. Y yo me pregunto: ¿Puede una madre
detener la ruta de un asesino? ¿No se dio cuenta esa madre y la de todos los
demás feminicidas y asesinos, que algo andaba mal con sus vástagos?
Por experiencia sabemos que los padres conocemos a nuestros
hijos demasiado bien. Somos los que los vimos nacer y crecer, y no pueden
engañarnos. Una cosa es que finjamos no saber, o que elijamos no saber.
Entonces, decíamos, la violencia no es una cuestión
biológica, ni de sexos, ni una cuestión de hombre contra mujeres, ni de mujeres
contra hombres, y mucho menos es una cuestión política.
La mala noticia para todas las mujeres y para todos los
hombres, es que la violencia es una cuestión de educación, de formación, de
inculcar valores.
¿Por qué las mujeres están convocadas a salir a la calle? ¿A
quién van a presionar con eso? Sí, al gobierno. Pero si demostrado está que el
problema central de la violencia está en los hogares, ¿qué harán con eso?
Tarde o temprano, hombres y mujeres, los matrimonios y
hogares todos, tendremos que comenzar a poner en orden en casa, a revisar
nuestros cánones de disciplina y reglas de conducta para nuestros hijos, porque
la Constitución nos da amplia libertad para educarlos. Luego entonces, los
únicos responsables de qué tipo de hijos mandamos al mundo, es nuestra y de
nadie más. Al contrario, ahora es la tecnología la que nos está educando a
nuestros hijos. Los teléfonos celulares son las nuevas niñeras, como antes lo
era la televisión. Pero antes lo más violento era El Chavo del Ocho, o Santo el
enmascarado de plata. Hoy, hasta existe un video de música norteña en donde el
esposo encuentra a la mujer con otro, la ahorca y la encajuela. Y eso ven
nuestros hijos. Eso les permitimos ver.
Dicen los expertos que darle un celular a un hijo, equivale
a dejarlo en una ciudad solo, durante toda la noche. ¿Podemos imaginar a
cuántos peligros estaría expuesto? También está la música, sucia y sin valores.
En los videoclips de ahora, los de Dame más gasolina se quedan cortos, pues
cada vez es más obvio lo que están infundiendo en las mentes de nuestros hijos.
Por si algo faltara, están los juegos violentos, juegos de
guerra, de peleas a muerte, de destrucción del planeta entero. Y eso están
haciendo nuestros hijos.
Pero, sobre todo, está la narcomúsica y las narcoseries, y
un sinfín de programas en donde la mujer es poco menos que basura, un producto
desechable y para ser usado. Y eso está metiéndose en la mente de nuestros
hijos. Y si de paso nos ven a nosotros
pelear, humillar, chantajear, deshonrar, engañar a nuestras esposas, o
viceversa, ¿por qué nos extraña que tanto loco ande suelto?
Con la marcha del 9 de marzo, veremos histeria colectiva,
destrozos y acusaciones, de mujeres que tienen razón de indignarse en cuanto al
incremento de los asesinatos de mujeres y niños, que hace 5 años comenzaron a
dispararse.
Pero, ¿qué pasará con la raíz del problema? ¿Cuándo se
revertirá esta tendencia? ¿Con la pena de muerte? Ya nos veremos, combatiendo
la muerte con la muerte.