Ruth Tamayo Hernández
*Diputados de Baja
California violaron la Constitución
*Exigen desaparición de
poderes en esa entidad
“Las
layes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las
moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas”: Honoré de Balzac.
Parece
que fue ayer, mis estimados, cuando Jaime Bonilla Valdez, gobernador electo en
Baja California, por la coalición Juntos Haremos Historia, festejaba eufórico
la conquista de esa entidad, mayormente porque le arrebató al panismo el estado
que había gobernado por más de 30 años.
El
festejo se prolongó por varias horas de pachangas y discursos alegres; incluso,
el ganador morenista Jaime Bonilla Valdez, aseguró en esa ocasión que al
momento del tomar el cargo (cosa que ocurrirá en noviembre próximo), acabaría
con el grave problema de corrupción que había en esa entidad, “pues la gente
pedía a gritos un cambio, ya no nada más de gobierno y de partido, sino de
régimen y creemos que nuestro proyecto de gobierno les ha gustado”, dijo.
Sin
embargo, y como las palabras se las lleva el viento, hoy el gobernador electo
de Morena está involucrado junto con los miembros del Congreso local de Baja
California (por cierto de mayoría panista) en problemas graves de corrupción,
ya que los legisladores aprobaron al vapor y por la vía fast track una reforma constitucional
a modo, para que el gobernador electo, Jaime Bonilla Valdez, gobierne cinco
años y no dos, como estipula la Constitución de esa entidad federativa que fue
recientemente reformada.
Y
es que recordemos que el estado de Baja California modificó su constitución
para empatar la elección de gobernador con las elecciones legislativas
federales de 2021, tal como ocurrió en Guerrero con el periodo 2011-2015, en
que el gobernador Ángel Aguirre fue electo sólo para un periodo de 4 años.
Por
lo tanto, Bonilla sólo fue electo para 2 años, tiempo en el cual no podrá hacer
prácticamente nada, salvo nadar de a muertito, mientras se preparan los
siguientes comicios.
Entonces,
los legisladores bajacalifornianos simplemente se pusieron a reformar
nuevamente la Constitución estatal, para ampliar el periodo del gobernador
electo el 2 de junio pasado y que todavía ni siquiera toma posesión.
¿Qué
principio se viola aquí? Según los conocedores, el debate radica en que Bonilla
fue electo sólo para un periodo de 2 años, y que ya no valen ampliaciones de
ninguna índole, pues los electores, al momento de acudir a las urnas, sabían
que estaban eligiendo a un gobernador por 2 años, y no por 5 o 6.
Semejante
decisión tiene a Bonilla y a los diputados –que insisto son mayoritariamente de
oposición, pues sólo 3 son de Morena- en el filo de la navaja, y a unos
centímetros de quedar fuera de la Gubernatura. Si no reculan, puede ser que
Bonilla ni siquiera tome el cargo.
Sin
duda el suceso es un manjar exquisito para los acérrimos enemigos políticos de
la coalición Juntos Haremos Historia, que tienen todo para vengarse de los
puritanos morenos y están más que listos para satisfacerse y se relamen los
bigotes para meterle el serrucho a la coalición morenista en Baja California,
cercenarlos y dejarlos fuera del gobierno; sin embargo, no olviden que Morena tiene
todo a su favor, cuenta con la mayoría del Congreso de la Unión y del Senado, y
con la Presidencia de la República; entonces, también puede que le hagan como
ellos bien dicen, lo que el viento a Juárez.
Lo
bueno que la vida se encarga de poner a cada quien en su lugar, y bien pronto
la vida puso a prueba a Morena, pues ellos siempre han pregonado honestidad y
de ser respetuosos del Estado de Derecho, y vean con qué batea de babas
salieron en Baja California.
El
riesgo que corren es que así como pasaron la prueba el 2 de junio pasado, la
sociedad les va agradecer que la ratifiquen, ya que tienen mayoría en el Congreso
de la Unión y el Senado, y bien pueden pasar por alto esta violación a la
Constitución, o castigar de manera ejemplar al Congreso de Baja California,
cuyos integrantes del PAN y del PRI ya enfrentan procesos de expulsión de sus
respectivas dirigencias nacionales, para vergüenza de estos nalgas prontas, que
seguramente vendieron el voto para hacer realidad esta contra-reforma.
Y
es que es fuerte el rumor en el sentido de que los diputados bajacalifornianos
fueron comprados, tanto los de Morena como los de la oposición, con 1 millón de
dólares por piocha. ¡Chispas! Eso es un dineral que en su vida lo verán juntos.
Así que ¿cómo canijos no los iban a convencer para que aprobaran la reforma? Con
ese billete verde, hasta mi abuelita la aprueba. ¡Uuufff!, no la chiflen
señores diputados, porque es cantada.
Y
no crean que es chisme, mis estimados; se escucha recio y quedo en los
corrillos de ese Congreso, que es cierto lo del cañonazo de billetes que
recibieron los diputados para aprobar dicha reforma, sabiendo que con dinero
baila el perro.
Veremos
pronto en qué acaba este asunto que, viéndolo bien, es peligroso; y más grave
si se hacen ciegos, sordos y mudos y lo dejan pasar, sólo porque Morena es
mayoría en el Congreso de la Unión.
Simple,
el buen juez por su casa empieza.
Sin
duda el castigo debe ser ejemplar, para que no incurran otros en el mismo
error. Y si castigan al Congreso de Baja California con la desaparición de
poderes, como lo propuso el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio
Muñoz Ledo (quien manifestó que era gravísima la reforma, porque significa una
ruptura con la Federación), será de verdad un acto de justicia, para que se les
quite lo mañoso.
Muñoz
Ledo, también dijo que pueden proponer otros recursos legales, como la controversia
constitucional y la acción de inconstitucionalidad.
Sin
embargo, el legislador morenista mencionó que para él la solución es la
desaparición de poderes en el estado bajacaliforniano. Jojojo.
“Lo
estamos estudiando, pero hay que hacerlo”, expuso.
Esto
es lo más prudente y sensato que le he escuchado al diputado Porfirio Muñoz
Ledo. Ojalá aprueben la desaparición de poderes en Baja California. La prueba
es dura, pero Morena debe poner correctivos; de lo contrario, le harán
competencia a Pinocho.
En
caso de que las cámaras acuerden la desaparición de poderes, Jaime Bonilla
Valdez quedaría también inhabilitado para ser gobernador de Baja California.
Y,
por otro lado, para no variar, seguimos hablando de Morena, pues también la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), trae en salsa de chile habanero
al gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, por desacato a una orden de la
máxima Corte.
El
Poder Judicial local acusó ante la Corte que el mandatario morelense (quien es
de militancia petista, pero que llegó al poder en alianza con Morena), no
trasfirió el total de los recursos para el pago de jubilaciones de Trabajadores
del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Son
4 millones de pesos de ese gasto, pero el gobernador trasfirió 2 millones de
pesos 299 mil 762 pesos, faltando por trasferir 1 millón 919 mil 835 pesos, según
el TSJEM.
La
Corte le dio un plazo de 10 días hábiles al gobernador morelense para que
efectúe el depósito del resto del dinero. De no cumplir con la orden de la
Corte a más tardar el 25 de julio, con el pago total requerido por el Tribunal
Superior de Justicia del Estado de Morelos, el gobernador Cuauhtémoc Blanco,
podría estar en riesgo de que la Corte lo declaré en desacato y resuelva su
destitución. ¡Me lleva la que me trajo!
¿Pero
qué les pasa a estos funcionarios? Sabemos que casi todos no pueden controlar
el poder que les dieron, y la mayoría andan volando muy alto, no pisan tierra,
olvidan que el poder es efímero y no dura para toda la vida. Pero no entienden
los políticos y tampoco pueden controlar la soberbia se creen dueños de la
verdad absoluta. Algunos ni siquiera sabían qué irían a hacer a los congresos o
a los ayuntamientos; sin embargo, están ahí. Desvariando de poder, pero ahí
están.
Aún
es temprano para saber qué tanto fallamos los mexicanos con el tan anhelado cambio
que deseábamos todos. Era necesario un cambio, es cierto, aunque hubiéramos
querido que fuera bueno. Es temprano para saberlo, pero no se divisa nada bueno
con el gobierno de Morena, más bien el panorama pinta gris y todo indica que
los discursos de Morena se quedarán en eso en arengas y promesas.
Pero
también la esperanza muere al último, ¿qué no? Jojojo. El cambio es para los
valientes, acuérdense, aguanten vara, pues los mexicanos somos aguantadores y
resistentes.