Con autoridad, se proclamaron campeones

ALDO VALDEZ SEGURA

Con autoridad demostrada dentro del terreno de juego y reflejada en la pizarra el equipo de Servicio Mayolo se proclamó campeón de la liga municipal de basquetbol en su categoría de segunda fuerza “B” al derrotar de manera contundente 42-24 a los Gladiadores.

Acciones llevadas a cabo en la cancha principal, en donde el público ahí presente en ningún momento dejo de apoyar al equipo de su preferencia, las acciones dieron inicio, y desde el arranque, fue Servicio Mayolo quien establecieron condiciones, ellos mandaron dentro de la duela.

La defensiva de los Gladiadores fue débil, fueron muy complacientes y dejaron entrar al rival a su terreno, los jugadores de Servicio Mayolo no dejaron pasar la oportunidad de concretar sus jugadas, debajo del aro fueron letales y en los disparos de media distancia no perdonaron.

Pizzas Locas no pudo ante la Zapata

ALDO VALDEZ SEGURA

Pizzas Locas luchó hasta el último momento, pero traían una loza muy pesada, tenían que ganar por goleada pero no fue así, perdieron 1-2 en el juego de vuelta de las semifinales de la liga Premier de futbol en su categoría súper máster, el triunfador fue el equipo de la Zapata.

De esta batalla fue testigo el campo 1 de la Puerta, el balón se puso en movimiento, los “pizzeros” estaban en la obligación de arriesgar y así fue, con todo al ataque, poco les importo defenderse y dejaron su defensiva vulnerable, pero también sus rivales no atacaron, fueron pacientes.

Si algo mostraron los delanteros del equipo de la Zapata fue efectividad, estando frente al blanco acertaron, fueron letales, Francisco Monjarro y Floriberto Hernández, fueron los encargados de enviar el balón al fondo de la red, el único tanto de Pizzas Locas fue obra de José María Gutiérrez.

Deportivo 96 avanzó a la final

ALDO VALDEZ SEGURA

El Deportivo 96 logró su pase a la gran final de la liga Premier de futbol en su categoría súper máster al derrotar en el juego de vuelta 3-1 a Real Once, 3-2 fue el marcador global, duelo de alto voltaje que tuvo como escenario el campo 1 de Blanco.

Desde que la redonda se puso en movimiento, los dos equipos se fueron con todo al ataque en busca de los goles, Real Once estaba en la obligación de atacar y arriesgar, asumieron el reto y echaron toda la carne al asador, descuidando su defensivas pero necesitaban goles, si es que sus pretensiones era avanzar.

Deportivo 96 fue paciente, sabían que los espacios se les iban a dar así que no desesperaron, pero una vez que sus gatilleros estuvieron frente al marco rival no perdonaron, jalaron metralla y acertaron, Real Once luchó hasta el último momento pero el físico y el tiempo ya no les dio para más.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

En espera del manotazo

Raymundo Riva Palacio

La declaración del senador Ricardo Monreal sobre un gabinete que dejaba qué desear y no acompañaba al presidente Andrés Manuel López Obrador, no fue públicamente compartida por él, quien de esta manera escondió del público lo que prepara en privado, el ajuste de su equipo y una reorientación de su gobierno. Monreal no es el único cercano al presidente que ha hablado con él sobre el gabinete, que se ha venido revisando desde mayo. La semana pasada hubo reuniones en Palacio Nacional donde se discutieron esos cambios. Pero lo más importante, de acuerdo a lo trascendido, no fueron las personas sino el rumbo que el presidente quiere imponer a la siguiente etapa de su administración.

Quedó el entendido que López Obrador quiere un cambio radical dentro de su gobierno, pero lo que no quedó del todo claro, por lo difícil que es descifrar al presidente y lo incierto de sus decisiones, es hacia dónde realmente quiere dirigirse para saber qué aires oxigenarán su golpe de timón. En el interior del gobierno hay confrontación entre el sector moderado del gabinete y el sector radical, donde hay líneas claras que los definen.

El moderado es el más capacitado técnica y políticamente, que es el que busca contener aquellas políticas que le han hecho daño –como los enfrentamientos con sectores o incumplimientos de promesas, como no suspender subastas en el sector energético-, mientras que el ala radical se caracteriza por ser dócil a las instrucciones presidenciales y, en términos de capacidad, más limitada.

Los radicales en el gobierno son los que han encabezado las acciones que más daño le han hecho López Obrador -además del sector energético, el social, por ejemplo-, aunque también lo ha mermado la incapacidad en varias áreas, como documentó la última encuesta de aprobación presidencial elaborada por GEA-Isa, ya sea por la deficiencia de políticas “adecuadas”, carencia de personal experimentado, así como recortes presupuestales “autoimpuestos y desmedidos” que redujeron la capacidad de operación y registraron seis crisis que pudieron no darse. El estudio los enumeró:

1.- Desabasto de gasolina en el centro y occidente del país por la reducción de importaciones y el cierre innecesario de ductos para combatir el huachicol.

2.- Crisis de violencia sin contención, por la ausencia de instituciones y estrategias.

3.- Contingencia ambiental en la zona metropolitana de la Ciudad de México, por los recortes presupuestales y el mal manejo de la emergencia.

4.- Deficiencias “severas” en la prestación de servicios de salud por la desaparición de Prospera y Seguro Popular, los recortes presupuestales, las licitaciones tardías y los despidos de personal.

5.- Degradación de la calificación crediticia de Pemex por la ausencia de un plan eficaz de rescate, y la decisión presidencial de hacer la refinería de Dos Bocas.

6.- Crisis migratoria y conflicto con el presidente Donald Trump por la política inicial de puertas abiertas a los inmigrantes centroamericanos y de otras nacionalidades.

En diversas reuniones en Palacio Nacional sobre los ajustes al gabinete y al equipo de gobierno, se han puesto los nombres de los y las principales candidatos a ser relevados, pero al final todo queda en la manera como López Obrador concibe su trabajo y su funcionalidad, al ser el eje de todo, y de quien depende si qué ala se impone dentro de su gobierno y en el diseño de su plan de navegación. Hasta ahora, el radicalismo que lleva adentro lo ha inspirado, y esta ambivalencia también fue planteada, con otro lenguaje, durante la reunión de la semana pasada. 

Los moderados en el gobierno, ha trascendido, están llegando a la frontera de lo posible para resistir, porque tampoco hay mucho espacio para que puedan seguir apuntalando a un gobierno y buscando persuadir al presidente de tomar acciones ante los pronósticos negativos sobre el crecimiento y el diagnóstico que ven bancos, consultoras e instituciones financieras en México y el mundo, para que no aísle sus decisiones o las empaquete con fines político-electorales. La posibilidad que le dejaron sobre la mesa es que es ala moderada, de mantenerse la línea actual, se irá del gobierno, ante los altos costos que estarán pagando por avalar acciones en las que no creen, y que van en detrimento directo de su prestigio profesional.

Lo que hará López Obrador es un enigma. De acuerdo con lo que trascendió de esa reunión, la sacudida que quiere el presidente en su gabinete y en toda la administración pública, no mostró el camino que quiere seguir. Dentro del ala radical hay quien argumenta que las advertencias sobre la economía no son reales, ante indicadores sobre consumo y empleo, sin explicar que los mexicanos siguen teniendo dinero por las tasas de interés, las transferencias directas de recursos no productivos y mejoría salarial por el incremento al salario mínimo. 

En el mediano plazo, salvo que haya un milagro, esto se desvanecerá porque la macroeconomía terminará arrollando lo micro. Guillermo Valdés, socio de GEA, lo explica de manera clara: se vienen juntando todos los elementos debajo del centro -que son las personas que tienen liquidez- que están abriendo un socavón, donde tarde o temprano, todos caerán. La visión del presidente sobre lo que no se ajusta a su realidad, es totalmente distinta, que es lo que tratan de conciliar con él los moderados, que piensan que el golpe de timón tiene que alejarse de la radicalización. Ir en esa dirección, cierto, es afectar a los duros en su gobierno, que van ganando la partida sin comprender lo que su victoria significaría en estos momentos económicamente tan delicados para el país.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Editorial

Más multimillonarios

El presidente López Obrador ha llamado en varias ocasiones a Carlos Salinas de Gortari “el padre de la desigualdad moderna”. El 21 de enero declaró: “En el sexenio en que más crecen las diferencias, se ahondan las diferencias, es en el sexenio de Salinas, al grado de que cuando llega Salinas aparecía en la revista Forbes, especializada en finanzas, solo un multimillonario en la lista de los hombres más ricos del mundo, una familia, la familia Garza Sada. Al término del sexenio de Salinas ya aparecían 24 en la lista de los hombres más ricos del mundo. De ese tamaño fue la transferencia de recursos por la entrega de bienes nacionales a particulares. Por eso yo llamó a Salinas el padre de la desigualdad moderna.”

         El diagnóstico, sin embargo, está equivocado. No he podido verificar que en 1988 haya habido, efectivamente, solo una familia mexicana en la lista de Forbes y para 1994 el número haya subido a 24, pero la información no parece correcta. Lo que sí es cierto es que el número de multimillonarios mexicanos hoy en Forbes es de apenas 17. Aun si el presidente tuviera razón, el aumento sería probablemente resultado de una mayor transparencia por la colocación en bolsa de las acciones de empresas familiares.

         Las listas de Forbes, sin embargo, no miden la desigualdad. El índice de concentración de Gini (creado por el italiano Corrado Gini) es el indicador más certero. La igualdad perfecta, cuando todos tienen exactamente lo mismo, equivale a 0 y la desigualdad total, cuando una sola persona concentra todo, es 1. La información disponible sugiere que las variaciones tienen que ver con los vaivenes de la economía y no con las acciones del villano favorito o las políticas liberales.

         El Banco Mundial publica registros del índice Gini para México desde 1984, en el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando estaba en 48.9. La desigualdad aumentó a 50.3 en 1994, al final del sexenio de Salinas, pero después cayó fuertemente a 48.2 en 1996. No bajó entonces porque Ernesto Zedillo haya abandonado las políticas liberales y privatizadoras, sino porque la crisis de 1995 aumentó la pobreza y redujo -sí, redujo-la desigualdad.

         Cuando se reanudó el crecimiento, la desigualdad volvió a crecer hasta alcanzar un máximo de 51.4 en el 2000; bajó entonces a 44.6 en 2008, repuntó a 45.8 en 2014 y bajó drásticamente a 43.4 en 2016, mucho menos que al concluir el sexenio de Salinas,

         Muchos factores inciden en la desigualdad. Pese a lo que muchos piensan, cuando crece la economía baja la pobreza, pero aumenta la desigualdad. Lo ha señalado Angus Deaton, Premio Nobel de economía, en su clásico The Great Escape: “La desigualdad es con frecuencia una consecuencia del progreso.” Por eso no sorprende que en México la desigualdad haya sido relativamente baja en 1984, en la década perdida, y haya vuelto a descender tras la crisis de 1995. Los bajos niveles de desigualdad de los últimos años, y en particular de 2016, pueden ser en parte consecuencia del bajo crecimiento, aunque quizá también de la aplicación de los hoy tan vilipendiados programas sociales de la etapa liberal, como Solidaridad, Progresa y Prospera.

         El número de ricos de Forbes no tiene nada que ver con la desigualdad. México solo tiene 17 en la lista, muy abajo de los 607 de Estados Unidos, 324 de China, 114 de Alemania, 106 de la India, 98 de Rusia, 58 de Brasil, 41 de Francia o 33 de la igualitaria Suecia. Para crecer y bajar la pobreza, que importa más que la desigualdad, nos convendría tener más multimillonarios.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Este domingo celebraron la tercera marcha fifí en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero a diferencia de la primera y la segunda, en que prácticamente se declaró un rotundo fracaso, en esta ocasión los marchistas fueron más, como también fueron más consistentes sus reclamos.

Exigen al presidente López Obrador que modifique sus políticas públicas, sobre todo lo relacionado con la austeridad, que está golpeando a las pequeñas, medianas y microempresas, que está boicoteando la generación de empleos, y que está impactando negativamente en los índices de crecimiento.

Para los ciudadanos de a pie, estos argumentos son reales y más que válidos. Nadie que no tenga un pequeño negocio puede decir que todo le va viento en popa. Sabíamos que el cambio sería duro, pero no nos dijeron qué tan difícil resultaría; y, sobre todo, no nos dijeron que la política de austeridad sería la bandera de otros funcionarios para desembarazarse de compromisos.

El caso es que a pesar del discurso del presidente de  la República, la casta de privilegios continúa. Sigue la corrupción y no hay hasta el momento ningún personaje del viejo régimen en la cárcel. Aunque se tiene el caso Lozoya, que por sí mismo es escandaloso, está lejos de ser lo más importante y más bien parece –como dice su abogado-, un chivo expiatorio, y la pantalla para cobijar a muchos otros que se hincharon los bolsillos y las cuentas del erario público.

Es decir, que es muy escasa la cosecha para tan grande sacrificio del pueblo, que por un lado ve una economía paralizada, la gente no tiene recursos, los gobiernos municipales y estatales alegan recortes, y el caso es que las obras y servicios gubernamentales, que cada año reactivan la economía local, este año se están retrasando.

Posiblemente eso es algo deliberado, para echarle toda la frustración social a las espaldas de AMLO y su partido, como lo estamos viendo en el caso del fertilizante. Pero también es verdad que el gobierno federal, los secretarios y delegados, están haciendo las cosas de mala manera, usando a los servidores de la nación como alfiles, por un sueldo de 200 pesos diarios.

Todo esto contrasta con la noticia de que se les dará apoyo a los migrantes, y que se están gestionando 40 mil empleos para ellos en las maquiladoras del norte del país, mientras que para los mexicanos hay recortes y malos modos.

Entre tanto, los programas sociales se topan con una sociedad corrupta –porque la verdad es que estamos lejos de ser el pueblo bueno y sabio que dice el presidente-, profundizando el problema de escasez. El programa diseñado para rescatar a los que no estudian ni trabajan, tiene grandes lagunas que están aprovechando la mayoría de los beneficiarios para tener dinero, pero sin cumplir con las metas del programa, y un largo etcétera.

¿Qué sigue? Es arriesgado decirlo, pero sin duda que con AMLO se cumple la máxima de que el ejercicio del poder desgasta. A seis meses de que inició su gestión, las marchas “fifís” ya no son sólo de ricos, ya no son tan fifís, y no tarda y nos veremos mezclados fifís y chairos, exigiendo resultados.

Hay un clamor de la gente que votó por Morena, que no sólo no ha visto cambios, sino que está sufriendo las consecuencias del proceso de sentar las bases de la cuarta transformación.

Sobre todo en cuanto a la prensa, se nos ha satanizado al máximo, y se está priorizando a los youtuberos y blogueros, quien tienen como objetivo desmenuzar todos los mensajes de la oposición y deslegitimarlos.

Se le olvida a AMLO y a su gente, que en sus tres campañas la prensa de pueblo, como la nuestra, fue fundamental para dar a conocer su proyecto de gobierno, y obviamente sin dinero de por medio. Sus giras fueron cubiertas por ser información, y ningún peso se le cobró por eso, sino que los medios absorbieron todos los gastos correspondientes a la cobertura.

Creo que están confundiendo la amnesia con la magnesia, y de eso se están valiendo los gobiernos locales, para hacer lo propio.

No le conviene a nadie que se desmantele la prensa tradicional. Sabemos que a nivel nacional hay pulpos que sí deben ser desvezados, como las televisoras, las redes de radio, algunos periódicos y sobre todo los opinadores profesionales, que cobraban por opinar todo a favor, para lo cual hicieron empresas y consorcios de comunicación.

Pero no es el caso de la prensa de pueblo, lo que nosotros llamamos medios alternativos, que en su momento cumplieron con su función de democratizar zonas de nadie, regiones y estados en poder de cacicazgos añejos y duros, incluso pagando el precio por ello.

Inicia julio y la gente comienza a perder la calma. El presidente hoy festeja su triunfo, su partido también. La oposición marchó ayer, todavía en menor número, pero los analistas ya observan un creciente descontento social.

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