Editorial

Odio

Es el año 2019 y el odio contra las poblaciones de la diversidad sexual no cesa, al contrario. Año tras año nos enteramos de asesinatos más crueles de mujeres transexuales o de padres que obligan a sus hijas a ir a terapias para “quitarles lo lesbiana”. Año tras año, más aficionados al futbol gritan más fuerte “puto” en los estadios, aseguradoras privadas limitan cobertura médica a hombres gays hasta por dos años por riesgo de transmisión de VIH o áreas de Recursos Humanos hacen pruebas obligatorias de VIH. Tales actitudes denigran, son discriminatorias y generan odio.

Odio como el que tuvieron dos hombres que la noche del 3 de mayo acudieron a La Cañita, una marisquería en la Colonia Doctores, y golpearon a los comensales porque además de querer tragos gratis, uno de ellos le exigía sexo a Diana Junyent, una de las dueñas del local. Diana es lesbiana, está casada desde hace dos años y medio con Ali Gardoqui, alias Ali Gua Gua. Juntas abrieron su negocio que es más que un restaurante, es un espacio de convivencia para la diversidad sexual, donde lo mismo se sirven mariscos que se recita poesía, se dan pláticas de salud sexual, hay música. La Cañita apenas tiene 5 mesas, pero ya es un referente en la zona.

Ali me cuenta que ella siempre ha sido vecina de la Doctores. Que nunca falta el grito lesbofóbico, que la confunden con luchadora por su físico y que en ocasiones algunos transeúntes pasan por su negocio y les dicen “desviados, putos, maricones” o algún otro insulto homofóbico, pero más allá de eso nunca había pasado algo de gravedad desde que abrieron su marisquería, un 12 de diciembre del 2016.

La noche del ataque contra comensales, Mike estaba en el local. En un momento de valentía, se levantó de su mesa y enfrentó a los agresores para que no tomaran un machete que estaba en el piso. Logró sacarlos, no sin antes recibir varios golpes. Cerraron la cortina de acero y adentro quedaron varios clientes hasta que llegó una patrulla y los agresores ya no estaban. Mike acudió este lunes a ratificar su denuncia, igual que Diana y a agregar una más. La mañana del domingo la fachada de La Cañita fue quemada. Alguien le había prendido fuego.

La homofobia y el odio generan violencia. Violencia que hemos visto en ataques contra bares gay como el de la discoteca Madame, en Xalapa, en mayo de 2016 y que dejó al menos 6 muertos. Odio como el que mató a 50 personas en la discoteca gay Pulse, de Orlando, Florida, en junio de 2016. El ataque en Xalapa generó algunas notas de prensa, mientras que el ataque en Orlando movilizó a miles de personas y generó un mensaje del presidente Obama y que éste se reuniera con familiares de las víctimas.

Odio como el que motivó a los asesinos de Minatitlán a perpetrar una masacre en una fiesta el pasado 19 de abril. Los atacantes mataron a 13 personas, incluido un bebé, e iban tras la administradora de un bar gay en la zona, presuntamente por cobro de derecho de piso. Las autoridades repitieron dos errores muy comunes al reportar la muerte de una persona trans. Por un lado, el llamado misgendering o error al poner el género y, por el otro, usaron el deadname, que consiste en publicar el nombre asignado al nacer a una persona trans. La Procuraduría de Veracruz incurrió en ambos errores al señalar que habían asesinado al gerente (en masculino) de un bar gay de la zona y al dar a conocer su nombre de nacimiento. Lo cierto es que a quien asesinaron fue a Rebekita Ryn, alias Becky, una mujer trans que administraba el frecuentado bar gay de la zona.

La Cañita se suma a la lista de los negocios LGBT atacados por el odio y éste fue en la misma ciudad que en 2015 fuera decretada como “ciudad amigable LGBT”. Ante el ataque al restaurante bar, el silencio de la jefa de Gobierno, de la Subsecretaría de Derechos Humanos y hasta del Copred es inaceptable. CDMX ha avanzado tanto y no es momento de bajar la guardia. El odio mata. La homofobia mata. Así de claro, así de simple.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Nunca como ahora nos ha quedado claro que no podemos depender de Estados Unidos en materia energética. Urge la reactivación de nuestra industria energética y la recuperación del lugar que tenía nuestro país entre los países productores de petróleo, industria que prácticamente fue desmantelada para darle paso a los capitales nacionales y extranjeros, que hasta ahora -a pesar de que la reforma energética de Enrique Peña Nieto fue planteada como la solución de todos nuestros malos- lo cierto es que no ha servido de nada, sino todo lo contrario. Lo único que tenemos es nuevas marcas de gasolina, pero toda es de importación, y la importa Pemex en lugar de producirla.

México, de haber sido una potencia productora de petróleo, sólo produce 5 de cada 100 litros de gasolina que demanda su planta productiva y comercial. Con un día que no se nos surtiera gasolina de las empresas estadounidenses, nuestra economía colapsaría irremediablemente, como estuvo a punto de suceder cuando se cerraron los ductos de las refinerías del país para combatir el guachicoleo, pues ahora el presidente reconoce que sólo tenía gasolina para una semana en plantas.

Para quienes se alegran del encontronazo de Trump con López Obrador, de verdad que no saben lo que dicen o hacen. ¿A quién le afectaría una crisis energética en este momento? ¿Al gobierno o al pueblo? ¿A los pobres o a los ricos? Recordemos que los pobres en este país ya no tienen nada que perder, pues les han quitado todo, incluso la paz.

Y, claro, si se tratara de abortar el plan de la 4 Transformación, la manera más fácil de lograrlo sería cerrando el flujo de los hidrocarburos. Entonces todo el descontento social iría sobre el gobierno federal, tal y como ha sucedido en Venezuela y otros países que sufrieron bloqueos comerciales.

En nuestro caso no hemos llegado a eso, sólo a la imposición de aranceles, aunque se tiene un acuerdo comercial pactado entre los tres países de Norteamérica, que está en proceso de ser ratificado en los congresos de las tres naciones. Pero de aquí al boicot hay sólo un paso y eso es lo que debemos cuidar, pues no sólo de gasolina dependemos del vecino país, sino también de tecnologías diversas.

Muchos quisieran que a AMLO le saliera lo bronco y le gritara a Trump su aquel tan clásico: “¡Cállate Chachalaca!” otros quisieran que se disfrazara de nacionalista y se lanzara como “niño héroe” envuelto en la bandera mexicana, para demostrar de esa manera romántica su amor por México.

Incluso en este momento lo están calificando de “agachón”, por no fajársela con Trump, y debido a que luego de la primera carta enviada al presidente estadounidense, al que le advirtió que no es ningún timorato y que nuestro país en su momento tomará sus propias decisiones comerciales, AMLO emitió otro memorándum para el pueblo del vecino país, al que le recuerda que la historia nos une y que por nada del mundo debemos perder la amistad cordial que ha distinguido a ambos pueblos, al grado de que en los peores momentos, cuando el pueblo americano ha estado en peligro, México ha sido su zona de amortiguamiento, y el proveedor de infinitos recursos que permitió a ese país ganar dos guerras mundiales y convertirse en la potencia mundial que ahora es. Sin los recursos de México, sin la mano de obra barata que los mexicanos representan y sin el papel de árbitro con el resto de Latinoamérica, respetando la política de “no intervención”, Estados Unidos estaría contando en este momento otra historia.

La crisis diplomática que se desató entre nuestro país y el vecino del norte, por lo tanto, es apenas el inicio de lo que podría ser la peor ruina para nuestro país, sino se maneja correctamente, pues ante cualquier error Donald Trump ya no sólo podría imponer aranceles a las importaciones mexicanas, sino incluso obligará a las poderosas petroleras de esa país, a suspender la venta de gasolina a México.

La unidad del pueblo mexicano en torno al presidente de la República, es esencial. Trump sabe de qué pata cojeamos y cuáles son los flancos débiles del gobierno federal. Por eso, para retomar su liderazgo de cara a los comicios de 2020 en Estados Unidos, no dudará en volver a tomar a México como pelota de ping pong. Sólo esperamos que AMLO no se doblegue, como lo hizo Peña Nieto.

Bloqueo carretero a la altura de Papanoa

Pedro Patricio Antolino, corresponsal.

Tecpan Gro. Padres de familia de la escuela primaria federal “Vicente Guerrero” de la comunidad de Papanoa de este municipio de la costa grande, bloquean la carretera federal Aca-Zihua, a la altura del Panteón municipal, esto para exigir al IGIFE les construya totalmente ese centro escolar que se dañó con el sismo del 2014, ya que están en riesgo 200 niños.

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