(Misael Tamayo Hernández, in memóriam)
Con sus manifestaciones a lo largo de tres días, no sólo en
la Ciudad de México, donde lograron bloquear las dos cámaras del Congreso de la
Unión, sino también en las entidades federativas -como Guerrero-, los miembros
de la CNTE consiguieron de momento frenar el análisis en comisiones de la nueva
Reforma Educativa, que sustituirá a la reforma del gobierno de Peña Nieto.
Y es que para cancelar el modelo educativo del gobierno
anterior, que se basó más en mejorar el perfil de los profesores, a través de
la evaluación, dándole a ésta carácter de obligatoria, se tiene que hacer otra
reforma a la Constitución Política; o, mejor dicho, una contrarreforma.
Pero los profesores de la CNTE-CETEG, pensaron que el
presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, sólo derogaría la
reforma de Peña Nieto, volviendo todo al pasado. Sin embargo, no es así, porque
lo que está haciendo el nuevo gobierno es encaminar el proceso educativo hacia
un nuevo derrotero, porque hacer lo contraría significaría un retroceso.
Los centistas exigen que primero se les muestra el contenido
de la reforma, antes de que se discuta siquiera en comisiones. Y por eso los
días martes y miércoles, se manifestaron bloqueando la sede de la Cámara de
Diputados y posteriormente la Cámara de Senadores, para impedir a los
legisladores se fueran a una sede alterna.
Por la tarde-noche del miércoles, los diputados de las
comisiones de Educación y Puntos Constitucionales, se reunieron en un hotel de
la Ciudad de México, para cumplir con los plazos previstos.
Sin embargo, este jueves, el presidente de la República
mandó a suspender la discusión de la Reforma y dio instrucciones a los
titulares de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y a de Educación, Esteban
Moctezuma Barragán, que establecieran una mesa de diálogo con los líderes de la
CNTE.
Desde luego, los líderes del movimiento –que no las bases-
aplaudieron esta decisión, porque de momento ganan la partida, pero parece que
no conocen al presidente, quien ayer les aclaró que no usaría la fuerza pública
sino la del diálogo y la razón, pero se dijo extrañado porque una fuerza como
la del magisterio disidente, que se considera demócrata, demuestre con sus
acciones que tiende más al conservadurismo.
Y dándoles el beneficio de la duda, dijo que tal vez estén
desinformados, acerca del contenido de la reforma que está promoviendo su
gobierno, y que tiene que ver –ahora sí-, no únicamente con mejorar las
condiciones laborales de los docentes, sino sobre todo la de los estudiantes,
haciendo un esquema totalmente distinto del modelo educativo nacional.
Es decir, sí habrá mejoras para los profesores, porque de
entrada se elimina la evaluación punitiva y se desmantela el Instituto Nacional
de Evaluación Educativa, un adefesio que apenas en el verano pasado pudo hacer
un remedo de modelo educativo que a la fecha ni siquiera ha comenzado a
aplicarse.
Pero el bienestar de los profesores no es lo único que
importa, sino que en este cambio el sindicato magisterial, en sus dos
vertientes, está complemente obligado a ser parte de la solución, no del
problema.
Si lo que se pretende es desmantelar lo hecho por Peña
Nieto, pero sin mayores cambios, partimos entonces de un diálogo entre sordos.
Para nadie es un secreto que la CNTE y sus filiales en los
estados, así como el SNTE, tenían entre sus privilegios el nombrar el 50 por
ciento de las plazas educativas, lo cual no es ningún derecho gremial, sino un
manejo político de algo tan delicado como la selección de los profesores que
habrán de dar clases a nuestros hijos, y que deben tener un perfil mínimo.
No es nada cómodo ver a los profesores protestando, en lugar
de estar dialogando. Se esperaba de ellos –dado que gracias a su alianza con
AMLO la CNTE logró posicionar a 40 diputados federales- que hicieran propuestas
atinadas y decorosas, que sacaran a México del traspatio educativo mundial.
Todo lo contrario, parece que lo único que les importa son sus prebendas,
incluso antes que sus derechos.
AMLO se pregunta si lo que están haciendo los líderes
centistas fue algo que consensaron con sus bases, o como siempre están
mandándose solos. Y les aclaró que no habrá favoritismos para ningún sindicato.
La pregunta es: ¿Votaron por un cambio los profesores de la
CNTE, o sólo buscaban lo suyo?