La Raza se impuso al Azul Ixtapa

ALDO VALDEZ SEGURA

La Raza no tuvo ningún problema al imponerse 2-0 al Azul Ixtapa, para así embolsarse los puntos que dejó la jornada número 14 de la liga Premier de futbol en su categoría súper máster, de lo sucedido fue testigo el campo 1 de Blanco.

Fue una primera mitad muy intensa, en donde los dos equipos tuvieron sus oportunidades de hacer daño pero no concretaban, las más claras estuvieron de lado de la Raza, pero sus gatilleros apenas estaban poniéndole tizas a sus botines.

La defensiva de los “hoteleros” fue difícil de pasar, ejercieron presión sobre el rival pero hubo un momento en donde aflojaron la marcación y fue ahí donde los delanteros de la Raza se hicieron presentes, estando frente al objetivo no erraron, Ignacio Azuna y Miguel Tlahuancapa, fueron los anotadores.

Notaria avanza a la final

ALDO VALDEZ SEGURA

Notaria y Azul Ixtapa empataron a un tanto en la semifinal de la liga Premier de futbol en su categoría libre, pero por su mejor posición en la tabla el equipo notarial logró su pase a la gran final, no la tuvieron nada fácil ante un rival que puso resistencia y se murió en la raya.

Duelo de poder a poder que se vivió en el campo 1 de Blanco. Una primera mitad en donde los dos equipos se mostraron cautelosos, no arriesgaron demás y sus intentos fueron por medio de disparos de larga distancia que no representaron ningún problema para los arqueros.

A la escuadra de Notaria se le presentó una y la hicieron validad, Enrique López abrió el marcador, el Azul Ixtapa al verse abajo en el marcador se fueron con todo al ataque en busca del gol que les diera la igualada pero estaban en la obligación de hacer dos, así que el empate no les servía de nada, emparejaron los cartones ya en los últimos instantes, ya no dio tiempo para más, pero Jesús Gario hizo que el duelo tuviera un cierre cardiaco.

Editorial

Revocación de mandato

En los países de régimen parlamentario, el procedimiento de revocación del mandato se produce virtualmente cuando se tienen que adelantar las elecciones. En los países de sistema presidencial, dicho procedimiento se lleva a cabo por solicitud popular o de los órganos del poder.

En la “república” de sistema presidencial donde más se usa la revocación de mandato, California, se vota, al mismo tiempo, por nuevo gobernador, por si acaso el mandatario en funciones es removido por mayoría. Así, se remueve y se elige mediante la misma papeleta, además de votar en consultas varias y elegir asambleístas.

En México nunca ha existido un sistema de revocación de mandato de carácter popular, pero existen normas para remover presidente de la República, gobernadores y alcaldes. Lo que ahora se busca es que la decisión radique en la ciudadanía.

La propuesta de que el presidente de la República pueda ser removido y que la votación se haga hacia la mitad de su periodo, el mismo día de la elección de diputados federales, se debe a que tan importante decisión coincida con el cambio del Poder Legislativo, es decir, que involucre a todo el poder político.

Supongamos que el cargo de presidente es revocado, de seguro que se produciría, al mismo tiempo, una nueva mayoría en la Cámara de Diputados y, con ello, una situación especial en esa asamblea constitucional llamada Colegio Electoral (ambas cámaras del Congreso con un quórum legal de dos tercios), en la que se tendría que elegir al nuevo mandatario, en un plazo de 60 días de interinato, cuando ya hayan llegado a San Lázaro los nuevos diputados. Así se integraría un nuevo gobierno con otro u otros partidos, en función del voto popular. Un cambio político completo a medio sexenio, pero de forma democrática.

Así, la revocación no se limita sólo a remover una persona, el entonces presidente, sino a cambiar de fuerza gobernante.

En conclusión, el procedimiento de revocación del mandato presidencial, cuando se liga a la elección legislativa, es un instrumento democrático mucho más trascendente que aquel que se produce aislado.

Por otro lado, la hipótesis de que un próximo proceso de revocación del mandato de López Obrador, el mismo día de la elección de Cámara de Diputados, llevaría al partido de éste a un gran triunfo electoral, mayor que el de 2018, de seguro se origina en el cálculo de que siempre le irá mejor al actual presidente. El problema consiste, sin embargo, en que tal planteamiento procede de las oposiciones.

Además, ya se ha visto que los candidatos triunfadores, por lo regular, obtienen más votos que los partidos que los postulan. De seguro también ocurriría eso mismo en un procedimiento revocatorio.

Se dice que la revocación sólo sería un sistema democrático si la fecha de su realización fuera diferente al de las elecciones. Con esta idea, la democracia es calificada en dependencia del día de la votación.
Las oposiciones están diciendo que un proceso revocatorio en junio de 2021 sería una especie de reelección del actual presidente, pero dentro del tiempo de su propio sexenio. Este argumento sí que implica un examen más a fondo pero no necesariamente de carácter político.

El último argumento opositor consiste en que la revocación del mandato es un instrumento de participación ciudadana, por lo cual no se debería admitir que el presidente pueda proponerlo al Congreso, además de los legisladores y de un porcentaje de la ciudadanía.

Las oposiciones han escogido el camino de bloquear la adición de nuevos mecanismos del sistema político –consultas y revocaciones—que con mayor urgencia requiere el país para empezar a caminar por la sinuosa vereda de la democracia directa.

SOS COSTA GRANDE

 (Misael Tamayo Hernández, in memóriam)

Con la aprobación, en lo general, del dictamen que faculta la reforma constitucional para autorizar la consulta popular y la revocación del mandato, se generó un debate infundado de parte de la oposición, que recurrió el petate del muerto para afirmar, igual que los empresarios, para afirmar que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, busca la reelección de manera tramposa, pues el aparecer en una boleta dentro de dos años, en las elecciones legislativas intermedias de 2021, sería parte de ese plan.

Este fin de semana, el presidente aclaró: “No me voy a reelegir, no soy un vulgar ambicioso (…). Voy a servir, si lo decide el pueblo, 6 años y a finales de 2024 termino mi mandato”.

¿Qué es entonces lo que les preocupa si, al contrario, el presidente les está poniendo en charola de plata un instrumento que podrían usar incluso para desaforarlo? Una vez aprobada esta reforma –a la que todavía le falta el visto bueno del Senado y el respaldo de los congresos estatales- bastará que se arme un buen tinglado por cualquier cosa, apoyado por gobiernos y capitales extranjeros, para que el presidente sea defenestrado e, incluso, encarcelado, como está sucediendo en Brasil y otros países del planeta.

Los partidos de oposición, en realidad, no reniegan de la revocación de mandato, sino que le tienen miedo a que la popularidad de AMLO los reduzca al mínimo en 2021. Y eso lo veremos en las elecciones de este año, donde AMLO no estará en la boleta, y la gente de su partido tendrá que competir en igualdad de circunstancias con sus opositores, sin tener el Efecto Peje directamente.

Muchos morenistas saben que nunca hubiesen ganado el cargo que ostentan, sin la popularidad de López Obrador, sobre todo en Guerrero, donde la mayoría de los alcaldes electos por este partido, así como la inmensa mayoría de los diputados, no son propiamente de Morena; es más, ni siquiera se han registrado al partido, y  han preferido mantenerse como externos.

Al paso de los días, muchos alcaldes y diputados de Morena, ya demostraron que no por estar en este partido son garantía de algo, pues se trajeron las mañas de sus partidos y como tal gobiernan; sólo utilizaron el nombre de AMLO para ganar.

Por lo tanto, eso de la reelección es un débil argumento que nadie cree, pero que es lo único que se le ocurre a una impávida oposición, que no tendrá más opción que aliarse en el Senado, para tratar de detener éste que es el segundo intento por instituir las consultas ciudadanas –a las que además tenemos derecho como sociedad, por cierto- y la revocación de mandato, con lo que se busca debilitar el presidencialismo a ultranza que se ejerce en México, país en el que sus mandatarios acumulan más poder que cualquier otro gobernante del mundo democrático, incluso de aquellos que aún conservan la realeza. Simplemente, la Constitución Política Mexicana le otorga al presidente de la nación un poder incalculable, al ser también el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y primer líder de su partido político, con lo que pasa también anular al Poder Legislativo y al Poder Judicial, cuyos nombramientos también dependen de él, o de la estructura que él arme.

No importa qué haga un presidente en México, no hay manera de pedirle cuentas ni de llevarlo ante los tribunales, mucho menos de revocarle el mandato. Lo peor es que ni siquiera se le puede llamar a cuentas una vez que dejó el poder, contrario a lo que sucede en otros países.

Lo que creemos la mayoría de los ciudadanos es que la revocación es una buena herramienta para liberarnos de mandatarios nefastos -incluyendo a gobernadores, y eso debería alegrar a los opositores, porque tendrán aun presidente acotado por la propia Constitución.

Luego entonces, lo que le pesa a la oposición es que AMLO esté en el juego electoral en 2021, pretextando una consulta pública hacia su gobierno, aún con lo que esto implica: que si el pueblo vota por el NO, tendría que deponer el cargo.

Pero parece AMLO muy seguro de su popularidad, que en este momento está al tope, con más de 80 por ciento de aprobación. Es decir, que si en la elección votaron por él más del 50 por ciento de los mexicanos inscritos en el padrón electoral, a estas alturas, a 3 meses y medio de que comenzó su gobierno, 80 de cada 100 ciudadanos de este país aprueban su gestión y no sólo eso, sino que lo consideran el tercer mejor presidente del mundo entero, y el mejor de América.

Por lo tanto, no tiene miedo a que en 2021 le digan que se baje del caballo, o que si no puede que renuncie. La oposición, que buscaba debilitar al lópezobradorismo en la primera mitad de su gobierno, sabe que no lo logrará. Y lo peor es que todavía faltan muchas cloacas que destapar.

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